Antes de hacer nada, coge lápiz y papel y empieza a dibujar cómo quieres que sea la distribución de tu salón. Haz tantos esbozos como creas necesarios, hasta encontrar la forma de poner los muebles en tu diminuto salón, para aprovechar al máximo el espacio y que éste no se vea abarrotado. Procura que el dibujo sea más o menos a escala para tener una visión más acertada.
Lo mejor es empezar por los elementos más grandes, como el sofá, y a partir de ahí, ir incorporando el resto. En espacios cuadrados, una distribución en forma de U es perfecta. Mientras que en estancias alargadas, la colocación del sofá y demás elementos quedarán mejor en forma de L o, si es muy estrecho, de forma lineal.
El menos es más en los espacios pequeños es casi un imprescindible. No añadas elementos ni muebles innecesarios, solo conseguirás llenar un espacio al que precisamente le faltan metros cuadrados. Prescinde de todo aquello que sea superfluo y no cumpla una función, por mucho que te guste.
Evita los muebles muy ornamentados. Para espacios pequeños son mejores los muebles de líneas sencillas y simples, que aportan fluidez al espacio. Pero si además esos muebles pueden ser versátiles, mucho mejor, porque conseguirás mucha más funcionalidad. Por ejemplo, usando sofás con arcón donde guardar mantas y cojines. Colocando varios puffs, que ocupan mucho menos espacio que una butaca, pero sirven de asiento extra igualmente. U optando por muebles auxiliares con ruedas para que los puedas mover a tu antojo según sean tus necesidades.
Quizás no tengas muchos metros cuadrados, pero siempre puedes aprovechar la altura con una estantería que llegue hasta el techo para llenarla de libros o con varias baldas que, además de decorar, te aportarán un extra de almacenaje.
Procura tenerlo todo siempre recogido. El orden es fundamental para conseguir que un espacio pequeño luzca mejor. Si tienes trastos aquí y allí, solo conseguirás que el espacio se vea abarrotado y, por tanto, mucho más pequeño.
Para conseguir mantener a raya el orden puedes usar cestas de fibras naturales donde guardar los juguetes de tus hijos, los plaids del sofá cuando no los usas o las revistas de moda y decoración que siempre ojeas.
Si tienes ocasión, abre los espacios. Deshazte de las paredes que separan el salón del comedor o de la cocina. Los metros serán los mismos, pero visualmente el espacio parecerá mucho más amplio.
Los tonos claros ayudan a conseguir que cualquier espacio se vea más amplio, al tiempo que ayudan a reflejar mejor la luz y aportan más luminosidad a la estancia. Es bueno que pienses en colores neutros y claros como base y, si te gustan los colores más llamativos, los incorporas a través de detalles. En cojines, en cuadros o elementos decorativos.
Si quieres pintar una pared de un color más oscuro, procura que solo sea una. Y si el tono es muy oscuro, que sea la pared que está más cerca de la entrada de luz.
La luz natural es una gran aliada a la hora de proporcionar a un espacio más amplitud. Así que aprovéchala al máximo, evitando entorpecer su entrada colocando elementos frente a las ventanas o usando cortinas muy opacas.
Por la noche, usa una iluminación adecuada que dé luz a todo el espacio. Lo mejor es usar una luz general y diferentes puntos focales que iluminen cada uno de los rincones del salón.
Son ideales para reflejar la luz y para decorar. Aportan mucha profundidad a un espacio de pocos metros cuadrados, ya que al reflejar el espacio, éste parece el doble de grande. Eso sí, ten cuidado con lo que reflejas. Intenta colocarlo de manera que el reflejo sea bonito y no la habitación desordenada de tus hijos.
Siempre es mejor optar por diversas mesas auxiliares pequeñas que una gran mesa de centro. Ello te permitirá tener una mayor versatilidad del espacio y las podrás mover más fácilmente según tus necesidades. O aprovechar ese pequeño hueco que queda entre la ventana y el sofá, con una mesilla pequeña donde dejar tus libros.