¿Por qué nos hemos enamorado tanto del minimalismo? ¿En qué momento nos encantó la idea de que “menos es más”? La ajetreada vida del siglo XXI pide a gritos espacios de desconexión y silencio. Por eso, esta tendencia decorativa ha transmutado en un estilo de vida. Buscamos simplicidad, orden y sobre todo, tranquilidad. No hay nada como llegar a casa y encontrar un espacio calmo, sin ruido visual, donde cada objeto y material tiene su razón de ser. El minimalismo nos ha instado a buscar refugio y paz en el hogar. Para ayudarte a conseguir este efecto en tu propia casa, hoy te contamos las cinco claves para transformar tu salón en un punto de encuentro acogedor y sereno.
Decora tu salón minimalista con una base de colores claros. Esto no significa que tengas que renunciar a algunos acentos de colores vibrantes y enérgicos. Sin embargo, para conseguir ese espacio sereno y tranquilo, los tonos neutros deberían ser la base de la decoración. Elige entre blancos, grises, beige o colores pastel, son ideales para crear un ambiente tranquilo, elegante y limpio. Gracias a su luminosidad, amplían visualmente el espacio, pues reflejan la entrada de luz natural y otorgan frescura a todo el ambiente. Si lo deseas, puedes jugar con algunos toques de color en accesorios como cojines, mantas o cuadros.
El mobiliario en un salón minimalista debe ser funcional y con diseños agradables a la vista. Los sofás y mesas de líneas limpias y sutiles ángulos curvados, son protagonistas. Te recomendamos elegir piezas que cumplan más de una función. Por ejemplo, mesas de centro con almacenamiento oculto o sofás con compartimentos. Selecciona muebles que contribuyan a mantener el orden y la claridad visual del espacio.
Además, considera el uso de materiales naturales y de alta calidad como la madera o el vidrio, ya que suman un toque de sofisticación y durabilidad a tus muebles. La madera clara y los acabados mate son excelentes opciones. Asimismo, te recomendamos buscar muebles modulares que se adapten a diferentes necesidades y configuraciones. Así, podras cambiar la disposición del salón siempre que quieras sin perder la esencia minimalista.
Por último, ten en cuenta que los sofás o aparadores con patas elevadas, crean una sensación de amplitud. Esto ayuda a que la luz fluya por debajo del mobiliario, dando la impresión de un espacio más grande y aireado.
Uno de los principios fundamentales del minimalismo es “menos es más”. Este enfoque es reconocido por instarnos a reducir la cantidad de objetos y decorar con lo esencial. Desecha o regala todo aquello que no necesitas y evitarás la acumulación de elementos decorativos superfluos. Los muebles y accesorios deben tener un propósito claro y un lugar específico en el espacio.
Al realizar este proceso de depuración, facilitas la limpieza diaria y fomentas el orden y la serenidad en tu hogar. Sin duda, esto puede tener un impacto positivo en el bienestar emocional de todos quienes habitan la casa. Un espacio despejado te permite concentrarte mejor, relajarte más profundamente y disfrutar de cada rincón de tu salón.
Aquí va truquito para ti: sigue la regla del “uno entra, uno sale”. Es decir, por cada nuevo objeto que compres, retira otro que ya no uses.
Esta regla te invita a invertir en calidad sobre cantidad. En lugar de llenar el salón con decoraciones baratas y de baja calidad, selecciona unas pocas piezas que realmente te encanten y que estén bien hechas. Por ejemplo, una lámpara de diseño, una obra de arte que ha pintado un amigo cercano o un mueble icónico. En teoría, cada objeto debería contar su historia o servir a un propósito.
La iluminación juega un papel protagónico en el diseño minimalista. Aprovecha al máximo la luz natural mediante el uso de cortinas ligeras. Si has seguido el consejo número uno, verás que los colores claros en las paredes y techos ayudan a reflejar la luz solar.
Durante la noche, la iluminación artificial es clave para conseguir un espacio acogedor. Prefiere luces cálidas y distribúyelas de manera estratégica. Lámparas de pie, apliques de pared y luces empotradas son buenas opciones para diseñar diferentes ambientes sin recargar el espacio.
Aunque el minimalismo apuesta por la simplicidad, los detalles bien escogidos pueden marcar la diferencia. Si vives solo o sola o con un grupo familiar, sabrás que tu casa tiene personalidad propia. Y ese carácter es la suma de los gustos, intereses y preferencias de quienes habitan el hogar. Los pequeños detalles, como plantas, alfombras o decoraciones de pared, deben ser pensados para conseguir un estilo único.