Décadas después sigue estando vigente. El minimalismo es sinónimo de simplicidad y funcionalidad. No quiere nada superfluo, ni excesivo. Es práctico y sencillo. Un estilo perfecto, si quieres crear un hogar sereno y equilibrado. Te damos las claves.
El minimalismo busca crear espacios funcionales y despejados. Eso de llenar una habitación ostentosamente y con decoración recargada no va con él. Los muebles deben ser sencillos y simples, de líneas rectas y geométricas, para dar esa sensación de ligereza a la que tanto gusta este estilo.
Unas formas limpias y despejadas que ayudan a crear un ambiente de calma, donde el orden es fundamental para evitar el estrés visual y emocional.
Los elementos y muebles incorporados a este estilo además deben ser funcionales. Es decir, que sí pueden realizar más de una función, mejor que mejor. Ayudarán a maximizar el uso del espacio.
Su color preferido es el blanco. Pero eso no significa ausencia total de color. Los tonos neutros, como el beige o el gris, siempre son bienvenidos. Huye de los colores llamativos que solo pueden sobresaltar tu bienestar y, aunque también puedes usar colores de acento en tu decoración, éstos deben ser sutiles, claros o pasteles.
El minimalismo en la decoración busca crear estancias amplias, aunque el espacio sea reducido. El uso de tonos claros ayuda a dar esa sensación. Pero, si a ello se le añade mucha luz, esa amplitud se amplifica. Es por eso que a este estilo le encanta la luz natural, apostando por grandes ventanales, ausencia de cortinas o, si se usan, que sean muy ligeras, y sin elementos que entorpezcan esa entrada de luz tan necesaria para potenciar el espacio.
Durante la noche, es bueno no perder esa sensación. De ahí que la iluminación sea primordial para este estilo. Una luz artificial que se parezca lo más posible a la natural y que ilumine todos los rincones del espacio. Fundamental para agrandar espacios visualmente. Y crear un ambiente cálido y acogedor.
La ausencia de ornamentación y de elementos superfluos hace que la atención se centre en la calidad de los materiales utilizados y en su procedencia. Al minimalismo le gustan los materiales naturales, como la madera, el mármol o el acero inoxidable. Son materiales que ayudan a conectar con la naturaleza y aportan ese plus de serenidad que se busca en el espacio.
Al minimalismo no les gusta el desorden ni el ruido visual. Huye de lo barroco y lo ostentoso. Es mejor que elijas los elementos que más te gustan y guardes los otros ocultos en cajas o armarios. O mucho mejor, te deshagas de todo aquello que no necesitas.
Del mismo modo, es bueno que incorpores alguna pieza de arte o algún mueble de diseño. Elementos de calidad que se lleven todas las miradas, sin abrumar el ambiente.
En la misma línea, los textiles y accesorios que incorpores en el estilo minimalista deben seguir sus patrones. Es decir, textiles de colores neutros y de tejidos naturales. Con mayor o menor textura, pero nunca recargados, ni con estampados muy llamativos.
Igual ocurre con los accesorios y complementos que añadas a la decoración. Sus formas y líneas deben ser simples. De calidad, pero nada exageradas.
No creas que es un estilo soso y carente de personalidad. Los elementos de diseño que incorpores, el uso adecuado de los colores y la calidad de los materiales, hacen del minimalismo un estilo contemporáneo y atemporal que se ha mantenido en el top de los más demandado durante años. Siempre es tendencia y seguirá siéndolo.
Además, si consigues aplicar todas sus características correctamente, conseguirás un hogar tranquilo, zen y calmado, del que no querrás salir. Al fin ya la cabo, es el más sereno y equilibrado de los estilos decorativos.