Uno de los grandes placeres de la vida es llegar a casa después del trabajo, descalzarse y descansar en el salón. En esta zona de la casa vivimos momentos de ocio y relajo que se ven potenciados por una bonita y suave alfombra. Sin embargo, si tu salón es pequeño, debes conocer algunas técnicas decorativas que te ayudarán a elegir la alfombra más adecuada.
En este caso, es clave pensar en el tamaño de la alfombra y el tamaño del salón. Debemos realizar una elección equilibrada y proporcional. Para salones pequeños, la alfombra no debería cubrir todo el suelo. Lo recomendable es que ocupe entre un 60% y 70% del área de estar. Además, deberías dejar al menos 20 cm de suelo visible alrededor de la alfombra para no crear saturación visual. Por otra parte, la alfombra escogida puede sobresalir entre 15 y 20 cm a cada lado del sofá. No debe ser de la misma anchura, pero sí levemente más grande.
Ahora bien, en cuanto a colores, para un salón pequeño es mejor optar por tonos claros y neutros. En el caso de la alfombra, puedes jugar con tonalidades suaves como el crema o el beige. Piensa que los colores oscuros tienden a absorber la luz, lo que puede hacer que el salón se vea más pequeño.
En cuanto a diseño, si tu salón no tiene mucho espacio es mejor que evites los diseños muy intrincados. En su lugar, elige alfombras lisas o con patrones sutiles, como rayas finas o pequeños puntos. Finalmente, si tu salón tiene una distribución con muchos ángulos rectos, una alfombra redonda puede suavizar las líneas duras y angulares.
Este tipo de alfombras son perfectas para salones pequeños. Su textura ligera y su baja altura no sobrecargan el ambiente. Además, los tonos de las fibras como el sisal, el ratán o el yute reflejan la luz, pues son naturalmente claros y suaves. Esto ayuda a generar un ambiente más luminoso y, por ende, más amplio.
Una opción ideal para salones pequeños son los modelos de alfombras lisas y en tonos neutros. Elige un color suave como el blanco roto, el beige, el gris o incluso, un verde menta o un azul cielo muy claro.
Los diseños lisos y sin patrones vistosos ayudarán a crear continuidad visual y no incomodarán a la vista.
Si eres muy fan de los accesorios con diseños o te gustan los estilos bohemios, tenemos buenas noticias para ti. Las rayas finas y discretas son perfectas para elegir una alfombra con encanto, pero que no sature el ambiente.
Este tipo de diseño dirige la vista a lo largo del salón, creando la ilusión de un espacio más alargado. Asimismo, las alfombras con puntos sutiles son más románticas y clásicas, no destacan demasiado, pero añaden un necesario toque de elegancia.
Las alfombras circulares rompen la monotonía de las líneas rectas, por lo que son perfectas para salones estrechos o pequeños. Le dan un toque dinámico y divertido a cualquier estancia de la casa. Puedes colocar una alfombra redonda bajo la mesa de centro o la mesa del comedor.
También quedan bien bajo una butaca especial, así podrás zonificar y establecer un rincón de lectura. Acompaña con una lámpara de pie y una mesita auxiliar a juego.
Por último, en cuanto a texturas, te recomendamos escoger alfombras de pelo corto. Ya sean de lana, lino o poliéster, intenta que no generen demasiado volumen visual. Podrás disfrutar de la textura sólida de una alfombra clásica, pero sin saturar el espacio.
Los patrones grandes o demasiado vistosos pueden ser sumamente artísticos y encantadores, pero no quedan bien en salones pequeños. Corremos el riesgo de abrumar el espacio y hasta incomodar a los invitados, pues hará que el salón parezca más pequeño de lo que ya es. Si realmente te encantan los estampados, opta por diseños pequeños como los que te mencionábamos más arriba.
Las alfombras tipo "shaggy" o de pelo largo tienden a acumular polvo y caos visual. Si las elegimos para nuestra casa, caeremos en el mayor error que un salón pequeño trae consigo: el desorden. Si no quieres que tu casa se vea y se sienta desordenada, evita dar demasiado volumen a las zonas pequeñas como el salón. Mejor escoge alfombras finas, delgadas y de pelo corto.
Como te comentábamos, los colores oscuros absorben la luz y empequeñecen inmediatamente los espacios. La idea es que el salón se perciba como un lugar abierto, aireado y ligero. Por eso, debes escoger alfombras en colores frescos, idealmente tonos como un arena muy suave, blanco, beige, crema o grises claros.
En espacios pequeños, una alfombra que cubra todo el suelo puede dar la impresión de que el salón está abarrotado. Al abarcar toda la superficie, saturan visualmente el espacio y eliminan las áreas libres. Lo ideal es escoger una alfombra que no cubra más del 60-70% del área de estar, dejando bordes del suelo a la vista para provocar una percepción más ligera y abierta del entorno.
Las texturas pronunciadas pueden sobrecargar el ambiente en un espacio pequeño. Si te gustan las alfombras con algo de relieve, asegúrate de que sean sutiles y de bajo perfil. Evita los diseños bordados o con demasiados vuelos y accesorios. Recuerda que para decorar un salón pequeño, menos es más (y mejor).