En un espacio reducido cada centímetro cuenta, así que hay que aprovecharlo al máximo para que sea cómodo para tu día a día. Es importante aplicar una buena dosis de creatividad, un toque de personalidad y mucha funcionalidad.
Lo primero de todo es planificar la distribución de espacio para optimizarlo al máximo. Coge lápiz y papel y empieza a medir. Mide cuantas veces puedas para asegurarte del espacio con el que cuentas y empieza a dibujar a escala la distribución que quieres para tus muebles.
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Un espacio pequeño necesita parecer más grande de lo que es. La mejor opción esa apostar por tonos claros en las paredes. Pero si quieres sí o sí darle un toque de color oscuro, por favor, que solo sea en una de las paredes.
Del mismo modo, también es bueno optar por muebles de tonalidades claras y, a poder ser, con patas. De esta forma se verá el suelo que tienen debajo y el espacio parecerá más amplio.
Los muebles con doble función son casi un imperativo en un espacio abierto. Necesitas que todo cumpla una doble función. Por ejemplo, que el sofá del salón se convierta en tu cama por la noche, o que la mesa de centro sea también un arcón donde guardar algunos enseres. Que una estantería donde poner tus libros también sea el separador entre dos zonas. O que las mesitas auxiliares junto al sofá sean tus mesillas de noche.
Otra cosa a tener en cuenta es que, aunque los espacios abiertos nos encanten porque aportan mucha amplitud, es mejor delimitar ciertas zonas. Como no queremos reducir el espacio con paredes de por medio, la mejor opción es optar por separadores. Pero no unos separadores cualquiera, sino aquellos que nos permitan optimizar la entrada de luz o que permitan cierta visibilidad entre zonas.
Piensa en unos bonitos listones de madera para separar el recibidor del salón, o un panel de cristal para separar la cocina del salón. Otra opción son las cortinas. Una forma muy ligera de separar dos zonas, abriéndolas o cerrándolas en función de cuando se busca privacidad o cuando quieres que todo sea un solo ambiente.
Si buscas un espacio diáfano del todo, hay otras opciones para separar las zonas de tu único ambiente. Por ejemplo con alfombras. Añadiendo alfombras diferentes en los diferentes espacios. Ya sea en el salón, en el comedor o en la zona de descanso. De esta forma, las zonas quedarán delimitadas, sin que haya ningún elemento divisorio entre ellas.
Otra forma de conseguir ese efecto de separación, sin usar elementos divisorios, es con la pintura. Resaltar por ejemplo la zona del salón, con una pintura diferente o un papel pintado atrevido, la separará del resto de espacios.
El espacio es el que es y no hay forma de ampliarlo. Así que la mejor opción para aprovechar el espacio que tienes es pensar en vertical. La altura de esa zona te puede ser propicia para conseguir un extra de almacenaje sin que te ocupe espacio en el suelo. Por ejemplo, con unas baldas en la pared o un mueble colgante.
Los espejos son unos grandes aliados de las decoraciones en espacios pequeños. La razón es que, al reflejar lo que tienen delante, el espacio parece duplicarse. Así que no te cortes en añadir algún que otro espejo en tu decoración monoambiente.
Es otro de los factores a tener en cuenta a la hora de decorar un espacio pequeño como es un monoambiente. Aprovechar al máximo la luz natural es fundamental para dar mayor amplitud al espacio. Y si ésta escasea, sustituirla por luz artificial que se asemeja al máximo a la luz del sol.
Piensa en una luz general y en varios puntos de luz para iluminar cada espacio y, de paso, delimitar cada una de las zonas.
