Decorar nuestro hogar es una experiencia emocionante, pero tiene un pequeño grado de dificultad que no podemos negar. Sobre todo porque en el entusiasmo de querer ver todo listo, podemos cometer ciertos errores a nivel de interiorismo. Conoce cuáles son las razones por la que la decoración de tu casa puede no estar funcionando.
Uno de los errores más comunes al decorar el hogar es no tener en cuenta el tamaño de cada una de las estancias. La proporción es clave en el diseño de interiores. No hay nada peor que ver un espacio grande lleno de muebles pequeños o un espacio pequeño abrumado por muebles gigantes. Como (casi) siempre, el equilibrio es la gran solución
Si tienes la suerte de disponer de un salón muy grande, ten en cuenta que los muebles pequeños pueden perderse visualmente. Crearán una sensación de vacío que no es nada agradable. De ser esta tu situación, opta por sofás amplios, mesas de centro robustas y accesorios que llenen el espacio adecuadamente.
Ahora bien, en casas o pisos pequeños, es importante elegir muebles compactos que no obstaculicen el tránsito de las personas. Un sofá modular de dos plazas o un sofá cama son excelentes para salones de poco espacio.
Para el diseño de interiores, la luz natural es el bien más preciado que puedes tener en tu casa. Sin embargo, muchas veces se pasa por alto cuando organizas la redecoración. Colocar muebles que bloqueen las ventanas o elegir cortinas demasiado gruesas que impidan el paso de la luz, puede transformar una estancia luminosa en un espacio oscuro y poco acogedor.
Si deseas optimizar la entrada de luz natural, nuestro consejo es que coloques los muebles lejos de las ventanas. Es decir, evita que se obstaculice la entrada de los rayos del sol. Prefiere cortinas ligeras o visillos que dejen libre el paso de la luz.
Asimismo, aprovecha el poder de los espejos. Son piezas decorativas hermosas, pero es que además, tienen la cualidad de reflejar la luz y hacer que el lugar parezca más grande y luminoso.
Por último, no te olvides de la iluminación artificial. Combina lámparas de pared, apliques, colgantes y algunas de pie. Varía y atrévete a usar más de una fuente de luz en casa. Esto ayudará a tener luces de todo tipo: focal, general o tenue. Así, crearás profundidad visual y un ambiente súper acogedor.
La cruda realidad es que decorar de forma impulsiva puede llevar a resultados desastrosos. Es tentador comprar esa mesa de centro que viste en oferta o ese sofá que te enamoró a primera vista. Sin embargo, sin una planificación previa, estas decisiones pueden resultar en una decoración incoherente de estilos y colores.
Es fundamental tener una visión clara de cómo quieres que se vea tu espacio. Haz un plan, un presupuesto y recoge inspiración. Piensa en los colores, los materiales y el estilo general que deseas para cada estancia. Esto evitará compras innecesarias y ahorrarás dinero a largo plazo.
Un diseño ecléctico puede ser encantador cuando se hace bien y se planifica con ojo de decorador. Otra cosa muy diferente es mezclar demasiados estilos sin una coherencia. ¿El resultado? Un interiorismo desordenado, poco funcional y para nada elegante. Un popurrí de estilos puede hacer que tu hogar se sienta como un espacio caótico, perdiendo toda calidez y serenidad.
Elige un estilo dominante que guíe tus decisiones de compra y decoración. Puedes incorporar elementos de otros estilos, pero asegúrate de que haya un hilo conductor. Selecciona ciertos colores y materiales para cohesionar diferentes elementos decorativos. Por ejemplo, si vas a decorar con un estilo moderno, incluye algunos toques rústicos en accesorios de madera, cestas de mimbre o jarrones de cerámica.
Por último, uno de los errores más comunes es no planificar la inversión adecuadamente. Comprar muebles baratos (y que ni siquiera te gustan), solo porque están de rebajas, es una pésima decisión. Ahorrarás dinero a corto plazo, pero al final igual comprarás piezas nuevas que realmente te gusten o tendrás que reemplazarlos por otros de mejor calidad.
Revisar tu presupuesto y planificar tus compras es clave. Invierte en accesorios, muebles y textiles de calidad. Sobre todo si hablamos de muebles importantes y de uso frecuente como son el sofá, las camas o las encimeras de la cocina. Son piezas que deberían ser robustas y duraderas.
