La llegada de un bebé es un momento de lo más emocionante. La ilusión y el entusiasmo se apoderan de toda la casa. Por eso, al organizar la nueva habitación es fácil caer en ciertos errores propios del momento. La euforia inicial puede llevarnos a cometer algunos fallos decorativos que afectarán la funcionalidad y comodidad del espacio.
Además, decorar un dormitorio infantil va más allá de los detalles estéticos: la seguridad, el bienestar y el desarrollo del bebé son aspectos clave que debemos tener en cuenta. En este artículo te guiamos para que prevengas y no cometas estos errores comunes en la decoración del dormitorio infantil.
Antes de que empieces a organizar la habitación del bebé, echa un vistazo a estos 8 errores clásicos que podrías llegar a cometer. Aunque la mayoría tiene que ver con la decoración del dormitorio, verás que la importancia trasciende la estética. Organizar y acomodar la habitación infantil es muy importante para el desarrollo y el bienestar del niño o niña.
Uno de los errores más frecuentes es llenar la habitación del bebé con muebles y decoración. ¡Lo sabemos! Adornar con miles de detalles decorativos y accesorios es muy tentador. Pero lo cierto es que una habitación recargada puede entorpecer la circulación e impedirte realizar tareas cotidianas. Es importante priorizar lo esencial: una cuna segura, una cómoda para almacenar ropa y pañales y una silla cómoda para la lactancia o para descansar.
La elección de colores influye en el estado de ánimo y desarrollo del bebé. Los tonos vibrantes y demasiado intensos podrían sobreestimular al pequeño, pero también a sus padres. Es importante mantener un ambiente tranquilo y sereno. Por eso, es mejor optar por tonos suaves y neutros, como blancos, beiges o grises claros. Agrega pequeños toques de color en cojines, mantas o cuadros decorativos. Conseguirás un espacio personalizado, pero con un fondo calmo y relajante.
La iluminación es fundamental en cualquier espacio y con mayor razón en el dormitorio del bebé. Evita luces intensas y directas sobre la cuna. Mejor, opta por iluminación indirecta para crear un ambiente acogedor y relajante. Una lámpara de noche con luz suave también es ideal. Finalmente, instala cortinas o estores para regular la luz natural y proteger al pequeño de una exposición excesiva al sol.
En una habitación para bebés, cada elemento, mueble, detalle o accesorio debe ser seguro. Siempre recuerda fijar los muebles a la pared para evitar accidentes cuando el niño empiece a moverse por el espacio. Además, prefiere piezas con bordes redondeados y esquinas protegidas para evitar golpes. Los protectores en enchufes y el uso de materiales no tóxicos son esenciales para garantizar la seguridad infantil.
Las alfombras aportan calidez, pero es importante que sean hipoalergénicas, lavables y antideslizantes. Las moquetas completas no suelen ser recomendables, ya que acumulan polvo y son difíciles de mantener limpias. Una buena opción son las alfombras de algodón lavable, ideales para crear un ambiente seguro y cómodo para el bebé.
Aunque las decoraciones temáticas son atractivas, es mejor no abusar de ellas. Si vas a añadir detalles como ilustraciones o dibujos, es mejor que sea en cuadros o peluches. De esta forma, se pueden ir cambiando a medida que el niño crezca y sus gustos evolucionen.
El desorden es un enemigo del orden y la serenidad. Asegúrate de contar con suficientes opciones de almacenamiento para ropa, juguetes y productos de higiene. Las estanterías y cajas organizadoras son muy prácticas y accesibles.
La habitación del bebé es un espacio que, inevitablemente, deberá adaptarse con el tiempo. Un error frecuente es decorarla solo para la etapa de bebé, sin prever su evolución hacia una habitación infantil o juvenil. Opta por muebles versátiles como estanterías o mesitas de noche en tonos neutros. La idea es que la habitación se pueda adaptar a los cambios venideros sin tener que hacer grandes reformas o redecoraciones.