A continuación, queremos compartir contigo cinco colores que deberías evitar en tu salón. Como todo, son opciones que usadas equilibradamente pueden verse bien. Sin embargo, no te aconsejamos usar estos tonos en grandes espacios del salón como paredes o suelos.
El amarillo se asocia a menudo con la felicidad y la energía. Sin embargo, un tono demasiado saturado puede resultar estimulante en exceso, provocando una sensación de inquietud en lugar de serenidad.
En cambio, los amarillos suaves y matizados crean un ambiénte cálido sin sobrecargarlo. Como ves, hay opciones para todos los gustos.
Aunque el rojo es un color pasional y lleno de energía, usarlo en exceso no es positivo. Este color en las paredes hace que el lugar se perciba más pequeño y sofocante. Y si pensamos usar el salón en verano… claramente no es una buena opción.
Es un tono que estimula la conversación y eleva la energía, lo que no siempre es ideal para un área destinada al descanso y la relajación. Considera usar rojo en detalles decorativos o en una pared de acento, combinado con tonos neutros para equilibrar su intensidad.
El naranja vibrante puede ser demasiado estimulante para un salón, especialmente si buscas crear un rinconcito de tranquilidad. Este color, aunque cálido y acogedor, en grandes cantidades puede resultar agobiante. Mejor opta por tonos más suaves de naranja, como el melocotón. Así, aportarás calidez a tu salón sin sobrecargar el espacio.
El verde es conocido por sus propiedades relajantes y su capacidad para conectar la mente con la naturaleza. No obstante, el verde neón rompe radicalmente esta armonía. Es un color que evoca a lo artificial.
En su lugar, prefiere tonos de verde más suaves y naturales, como el salvia o el oliva. De esta forma, cuidarás la tranquilidad del salón y fomentarás un ambiente chill.
Contrario a la creencia popular, el blanco puro puede no ser la mejor elección para el salón. Aunque amplía el espacio y la luz, puede percibirse como frío e impersonal.
Los blancos cálidos o los tonos crema son opciones más adecuadas para crear un espacio acogedor. Este tipo de tonos conservan la sensación de luminosidad a la vez que añaden calidez.
Al seleccionar los colores para tu salón, ten en cuenta estos pequeños consejos.
¡La cantidad de luz natural que recibe tu salón afecta cómo se perciben los colores. Un espacio luminoso naturalmente, puede permitirse jugar con una paleta más amplia de colores, incluyendo algunos tonos más oscuros.
Sin embargo, en espacios con luz natural limitada, opta por tonos más claros y cálidos. Recuerda también evaluar cómo los colores se transforman bajo la luz artificial durante la noche, asegurando que el ambiente siga siendo acogedor y atractivo.
La percepción del tamaño de tu salón puede alterarse significativamente mediante la elección del color. Los colores claros y neutros, como los beiges suaves, grises claros o blancos cálidos, tienden a reflejar más luz. Esto ayuda a que el espacio parezca más grande y abierto.
Por otro lado, los colores más oscuros añaden profundidad y carácter a espacios amplios, creando un efecto más íntimo y acogedor. Si tu salón es de tamaño considerable y buscas una atmósfera más envolvente, no temas incorporar tonos más oscuros o vibrantes en una pared de acento o en algún mueble.
Antes de comprometerte con un color específico, es recomendable experimentar con muestras. Pinta pequeñas secciones de la pared para observar cómo los tonos se comportan en diferentes momentos del día. Esta práctica puede ayudarte a evitar sorpresas y asegurar que el color elegido sea el adecuado.
En conclusión, elegir los colores para el salón determina la personalidad decorativa de este espacio. Evita colores demasiado intensos o saturados para lograr ese equilibrio que buscas. Como ya has visto, tienes opciones para añadir esos colores que te encantan en objetos decorativos o pequeños detalles.