Una pequeña terraza o jardín son espacios suficientes para disfrutar del sol y el aire libre. El tamaño es importante, lo sabemos, pero no es algo fundamental para que puedas pasar horas de relajo y tranquilidad al exterior. Con un poco de creatividad y algunos trucos es posible transformar una pequeña terracita en un mini salón muy acogedor.
La planificación es el primer paso para optimizar cualquier espacio. Comienza con un diseño claro de tu jardín, teniendo en cuenta los puntos focales y las áreas funcionales que quieres incluir sí o sí. Puedes crear un esquema que combine diferentes niveles y perspectivas para crear capas de profundidad. Un consejo: divide el jardín en secciones pequeñas con propósitos distintos. Establece un área de lectura, un espacio para plantas o un pequeño bar.
Si tienes la posibilidad, diseña caminos y senderos angostos y curvos. Esto ayudará a guiar la vista y hacer que el jardín parezca más largo. Evita las líneas rectas y opta por trayectorias serpenteantes que añadan interés visual y una sensación de recorrido. Utiliza materiales como grava fina o baldosas pequeñas para los senderos.
Los colores claros y las texturas suaves te ayudarán a que el espacio se perciba más grande. Pinta las paredes y cercas en tonos neutros y claros, como blanco, beige o gris claro. Estos tonos reflejan luz y amplían visualmente el espacio. También puedes jugar con las texturas de las plantas, por eso, elige aquellas de hojas finas y texturas suaves. Mezcla con otras especies que sean más sólidas como pequeñas palmeras, por ejemplo. Evita especies de follaje denso y oscuro que pueden hacer que el jardín se perciba como un lugar saturado.
Las plantas verticales o trepadoras crecen hacia arriba y casi no ocupan espacio horizontal. Por su parte, las enredaderas cubren paredes y cercas, generando un lindo efecto vegetal. Complementa con macetas colgantes o jardineras elevadas para aprovechar el espacio vertical y mantener el suelo libre.
Una técnica clásica para expandir visualmente el espacio es el uso de espejos. Esta estrategia es ideal para crear la ilusión de un espacio grande en jardines pequeños. Cuelga un espejo grande en una pared para reflejar la luz y el verde de las plantas. Provocarás una sensación de continuidad muy armoniosa.
Asegúrate de enmarcar el espejo con materiales coherentes con diseño general. Por ejemplo, si has amueblado la terraza con piezas de ratán y mimbre, puedes elegir un espejo enmarcado en uno de esos materiales.
En el caso de diseños de textiles o disposición de muebles, prefiere elementos que muestren líneas horizontales. Las líneas horizontales extienden la vista a lo largo del espacio, aparentando una mayor amplitud. Ordena tus plantas en filas, coloca losas de piedra de manera lineal o añade listones de madera en posición horizontal. También puedes incluir una tumbona o silla con cojines a rayas y mesitas con tablas de madera alargadas.
Este es uno de los consejos más importantes que podemos darte para decorar un jardín pequeño: escoge muebles proporcionales al tamaño del espacio. Si tu terraza es ultra pequeña, prefiere muebles plegables o multifuncionales. Los podrás guardar fácilmente cuando no los estés usando. Opta por sillas y mesas de líneas simples y ligeras, preferiblemente en colores claros.
Una iluminación por capas es una estrategia casi obligatoria para poder disfrutar de tu terraza pequeña. Te acordarás de este último tip cuando quieras tomarte un refresco al atardecer y eches en falta una lámpara bonita.
Instala uno o dos apliques de pared que envuelvan de luz íntima al ambiente. Puedes colocarlos en las paredes principales del jardín. En el caso de que tengas caminos a disposición, añade algún farolito o luz empotrada en el suelo. Las guirnaldas o luces colgantes también dan muchas alegrías a las terrazas pequeñas. No dejes de adornar tus plantas más grandes con alguna luz cálida extendida alrededor de ellas.