Sí, como lo lees. Si quieres fomentar que el peque de la casa pueda jugar, aprender y experimentar por sí mismo, potenciando sus habilidades y sus capacidades de desarrollo, puedes y debes decorar su cuarto siguiendo el método Montessori. No es difícil. Solo debes seguir algunas pautas.
Una habitación Montessori debe estar ordenada. El orden es una de las primeras cosas que debe aprender tu pequeño. Por ello, lo mejor es incorporar elementos donde él mismo pueda guardar sus juguetes y sus cosas. Piensa en cesta de fibras naturales, en cajas de madera o en estanterías donde guardar sus enseres.
Las habitaciones Montessori no han de ser recargadas. Al contrario. La simplicidad es una de sus características, ya que interesa que no haya muchos elementos de por medio, para que el niño pueda jugar con amplitud.
Es una habitación en la que el niño ante todo debe sentirse a gusto. Por ello, lo mejor es optar por tonos suaves que ayuden a relajarlo y no colores muy llamativos que pueden excitarlo. Los tonos neutros son ideales, así como los colores pastel. Piensa en pintar las paredes de beige, de blanco, de un verde menta o de un azul cielo.
Es importante también enseñarle al pequeño la importancia de la naturaleza. Así que añadir elementos naturales en su entorno le hará estar más conectado con ella.
Incorpora cestas de fibras naturales a la decoración, usa muebles de madera y olvídate de los objetos de plástico. No son bienvenidos. En su lugar, apuesta por juguetes de madera o de tela. Unos juguetes que es bueno que fomenten su creatividad y sus capacidades.
Una de las características de los muebles que debes usar en una habitación decorada según el método Montessori es que éstos deben ser adecuados a su tamaño. Es decir, han de ser adecuados a su altura, de manera que ellos mismos puedan coger sus cosas, sin tener que depender de la ayuda de un mayor.
Además, es bueno que esos muebles sean evolutivos. Con ello queremos decir que vayan creciendo con ellos, adaptándose a su crecimiento.
Las mejores camas para un estilo Montessori no deben ser muy altas, ni tener barrotes. Son camas que han de estar a la altura de los niños para que ellos puedan subir y bajar de ella sin necesidad de ayuda. Es por eso, que las más habituales son las que están a ras de suelo.
No olvide añadir alguna estantería o balda para poder guardar allí algunos de sus juguetes o sus libros. Eso sí, recuerda que esas estanterías deben estar a la altura del pequeño, no a la de los adultos.
La decoración Montessori sirve para potenciar las capacidades de los niños, por tanto, no olvides incorporar cuadros a las paredes para decorar la habitación que sean educativos. Piensa en láminas o dibujos de letras o números, de animales, flores o cualquier otro motivo que, de una forma u otra, le enseñe y eduque.
Son casi un imprescindible de toda habitación que siga el método Montessori en su decoración. No solo porque decoran y ayudan a reflejar la luz, sino porque es otra herramienta para que los pequeños aprendan a conocerse a sí mismos, sean capaces de reconocerse y experimenten con sus diferentes expresiones. A poder ser que sea de cuerpo entero.
Eso sí, recuerda colocarlos a una altura que sea accesible para ellos y que sean irrompibles, para evitar percances.
Es decir, una pequeña mesa y una silla para que el pequeño pueda desarrollar su creatividad, ya sea dibujando, pintando o leyendo alguno de sus libros interactivos. Estos simples elementos fomentarán su disciplina de estudio, imprescindible para cuando sea más mayor y tenga deberes del colegio.
A pesar que las habitaciones Montessori han de ser lo más diáfanas posibles, también es cierto que hemos dicho que deben contar con diferentes zonas. De descanso, de estudio y para juegos. Cualquiera de las tres facetas es importante, así que el niño debe aprender a diferenciarlas. Es por ello, que las diversas zonas deben estar separadas, aunque ocupen un mismo espacio.
