En los espacios abiertos, el uso de molduras decorativas puede ayudar a separar visualmente algunas de las partes. Por ejemplo destacando la zona del salón para separarla del comedor. El truco está en incorporar molduras decorativas en la pared en la que se ubica el sofá, para atraer así todas las miradas.
No hace falta que sea una moldura muy sofisticada. Las formas geométricas son simples y geniales. Luego, tienes la opción de jugar con la pintura. Pintando las molduras del mismo color que la pared, para que den textura pero pasen desapercibidas. O remarcándolas con otro color, para destacarlas aún más.
En espacios minimalistas en los que, la prácticamente ausencia de decoración es casi imprescindible, el uso de unas molduras puede aportar un plus al diseño y conseguir que una habitación sosa adquiera otra dimensión.
Úsala en toda una pared, y aunque sean del mismo color neutro que los muebles, las molduras harán destacar y convertir esa zona de la estancia en el punto focal al que todos mirarán.
Es una forma de añadir carácter a una habitación sin usar elementos estridentes que destaquen en demasía. De ahí su elegancia y su sofisticación.
La forma en la que las coloques también marcará el estilo, consiguiendo crear ambientes muy acogedores y cálidos. Prueba a incorporar molduras en la parte baja de la pared, a modo de arrimadero. Además de delimitar el espacio, te aseguramos que le aportarás a la estancia un aire muy confortable, haciendo de ese rincón tu lugar preferido de tu casa.
Para conseguir el efecto arrimadero, pinta tanto la parte de la pared en la que has instalado las molduras, como las propias molduras, del mismo color. Mientras que para el resto de la pared usa un papel pintado llamativo o una pintura de un color diferenciado. El resultado es espectacular con el mínimo esfuerzo, ya que existen algunas molduras adhesivas que se ponen en un plis plas.
Otro buen uso de las molduras decorativas es en el dormitorio. Allí puedes destacar la pared en la que se ubica el cabecero con unas simples molduras, que le aportarán al diseño un plus de textura y sofisticación. No es lo mismo tener una pared completamente lisa, aunque esté pintada de un bonito color, que incorporarle unas pocas molduras. La cosa cambia. Y más si juegas un poco con ellas y consigues que la zona del cabecero quede enmarcada por una moldura, al igual que las dos zonas de las mesillas de noche, con otro par.
No hace falta que las molduras lleguen hasta el suelo y ocupen toda la pared. En ocasiones puede ser creativo usándolas solo en la parte superior, ya que en las partes bajas posiblemente tengas algún mueble o la propia cama.
La idea puede ser la misma que en el caso anterior, solo que aplicándolas solo en la parte superior. Delimitarás igualmente la zona del cabecero y la de las mesillas de noche, pero solo en su parte superior, ya que en la parte baja, los propios muebles ya decoran la pared.