Los pasillos suelen ser lugares de paso en los que es difícil añadir mucha decoración. Nadie quiere tener muebles de por medio u objetos que entorpezcan la fluidez del espacio. Por ello, en ocasiones es complicado saber cómo decorarlos.
Una buena opción es añadiendo una alfombra. Con ella conseguirás dar un poco de color a la zona, añadir un poco de calidez y decorar con un solo elemento. No necesitarás mucho más, pero conseguirás darle un poco de personalidad a un pasillo que hasta entonces resultaba soso y aburrido.
Sin embargo, al estar situada en una zona de paso has de tener mucho cuidado en no tropezarte con ella. Es importante que tenga una base antideslizante debajo o, como alternativa, colocar unas tiras adhesivas que las adquieran al suelo y evite que se levante. Eso también ayudará a que la alfombra quede bien situada y completamente recta, ya que en un pasillo, que suele ser estrecho y alargado, una alfombra torcida creará un efecto muy feo.
Otra consideración a tener en cuenta es la medida de la alfombra a colocar en el pasillo. La alfombra debe respirar un poquito para evitar ese efecto tubo que suele pasar en los pasillos más largos y estrechos. Lo ideal es que queden entre 10 y 15 centímetros a ambos lados entre la alfombra y la pared, y que sea entre 45 y 60 centímetros más cortas que el largo del pasillo.
Otra cosa a tener en cuenta es hacia dónde se abren las puertas de las habitaciones, porque si lo hacen hacia el pasillo, también debes tener en cuenta su apertura, para que la alfombra no la entorpezca.
La alfombra que sitúes en el pasillo ha de ser muy resistente. Es una de las zonas de más paso de la casa y por tanto su desgaste será mucho mayor que la de otras alfombras de tu hogar. Por mucho que te guste un diseño determinado, has de ser lógico y abogar por una alfombra fabricada con un material resistente, para que te dure en el tiempo y se mantenga como el primer día.
Las alfombras de fibras naturales son una buena opción. Sobre todo las de sisal, que son más resistentes. Otra opción son las de lana de fibra natural, prácticamente indestructibles si las tratas adecuadamente.
Otra de las ventajas de las alfombras es que con ellas puedes engañar a la vista y conseguir que un espacio estrecho y largo parezca más corto y ancho. ¿Cómo? Tienes varias opciones. Por un lado, puedes poner un par de alfombras en lugar de una más larga para cubrir el pasillo. De esta forma, al interrumpirse la uniformidad del suelo, éste parecerá acortarse, eliminando el efecto tubo que quieres evitar.
Si el pasillo es lo suficientemente ancho, es buena idea optar por un par de alfombras circulares en lugar de rectangulares. Así, el espacio se acortará todavía más al desaparecer las líneas rectas.
En este juego de percepciones visuales, el estampado de la alfombra también puede jugar a tu favor. Por ejemplo, si optas por un estampado de líneas rectas horizontales conseguirás que el espacio parezca más ancho y más corto. Igual ocurrirá con un estampado de círculos. Mientras que un estampado con líneas verticales solo potenciarán ese efecto tubo que no interesa.
Su color también puede ser determinante. Los pasillos suelen ser rincones oscuros de tu hogar, ya que rara vez cuentan con ventanas. Por ello es importante apostar por tonalidades claras que ayuden a potenciar la poca luz de la que dispones. Unos tonos más llamativos y alegres también ayudarán a dar más vida a la zona y, por supuesto, más personalidad a tu casa. Mientras que los colores más oscuros es preferible dejarlos para pasillos que cuentan con entrada de luz natural, ya sea a través de ventanas o de claraboyas.