Para empezar, te contaremos que, aunque sea difícil de creer, existe una explicación científica por la cual las decoraciones con objetos impares nos gustan más que cuando hay una cantidad par de elementos. La razón es porque nuestro cerebro ante un grupo de objetos tiende a emparejarlos, pero cuando hay un número impar de objetos, el cerebro no puede agruparlos de dos en dos, y eso llama su atención y, por tanto, le resulta más atractivo.
Como en decoración la máxima del menos es más es fundamental, se entiende que la composición perfecta debe ser la formada por tres elementos. Tres elementos que, dispuestos de forma correcta, nos agradará mucho más que otras. Ahí es donde entra el método del triángulo. Porque, por mucho que juntes tres objetos, si no están dispuestos dinámicamente, tampoco funcionarán.
El método del triángulo consiste en hacer grupos de tres elementos de manera que creen un triángulo imaginario. Por ello, es fundamental jugar con diferentes alturas y tamaños para visualmente conseguir el triángulo deseado. Si lo consigues, lograrás una composición equilibrada y armoniosa, que enamorará a cualquiera.
El método del triángulo puedes usarlo en todo a nivel de diseño. Desde la colocación de los muebles en la habitación, hasta los objetos más pequeños situados en una estantería. El truco está en colocarlos de manera que la composición cree un triángulo imaginario. En el caso de los muebles, ese triángulo puede dibujarlo en el suelo formando una composición en forma de triángulo o jugando con su altura y su tamaño para conseguir una forma triangular más tridimensional.
La disposición puede crear diferentes composiciones, en función de la forma del triángulo imaginario que visualices. Por ejemplo, puedes conseguir un triángulo imaginario equilátero, colocando el objeto más alto al fondo y los demás a los lados. También puedes colocar los objetos de mayor a menor altura, consiguiendo crear un triángulo rectángulo. Y, otra opción es crear un triángulo invertido, situando dos objetos altos en la parte trasera y uno más pequeño en el centro.
Con estas composiciones tan simples conseguirás unas decoraciones preciosas. Será mucho más sencillo decorar la mesa de centro, colgar unos cuadros en la pared o decorar la estantería del salón. Solo has de jugar con ello y elegir los objetos adecuados.
Para rizar el rizo de tu decoración y lograr un diseño a la altura de los mejores decoradores, puedes aplicar el método del triángulo no solo en las composiciones de las baldas de las estanterías individualmente, sino en la decoración de toda la estantería o librería. ¿Cómo? Pues creando otro triángulo imaginario entre las baldas de la estantería.
Para que lo entiendas más fácilmente. Si en la estantería juegas con los libros y los objetos decorativos, procura que la composición creada para una balda no se repita en la siguiente, sino que los grupos formados queden separados por un patrón de triángulo dibujado mentalmente, entre baldas. Que la situación de los objetos decorativos queden en diagonal entre balda y balda, formando ese triángulo imaginario del que hablamos.
Si no tienes la suficiente visión espacial para imaginarte el triángulo, un truco muy sencillo es hacer una foto de tu composición y dibujar con cualquier aplicación una línea entre los objetos para ver si realmente has conseguido crear un triángulo. La foto y las líneas te ayudarán en tu composición. Haz las pruebas y las fotos que necesites para conseguirlo. Al principio, quizás te cueste un poco, pero con la práctica seguro que lo logras hacer hasta sin pensar.