La regla del 3 en decoración consiste en agrupar 3 elementos parecidos para crear una armonía estética. Tres jarrones sobre una mesa o tres cuadros en la pared, por ejemplo. La razón es que las composiciones impares son percibidas por nuestros ojos como más atractivas que los conjuntos pares, ya que captan mayor atención al buscar instintivamente el centro. Y entre todos los números impares, el más sencillo para crear conjuntos estéticamente más bonitos es el tres.
Ello no quiere decir que ahora todo lo tengas que poner de tres en tres. Tal caso también resultaría demasiado monótono. Pero sí que hay ciertos elementos que conjuntados de tres en tres estéticamente resultan mucho más efectivos. Te damos ejemplos.
Es una regla que funciona muy bien a la hora de añadir elementos decorativos. Es buena idea que esos elementos también sean de tamaños diferentes, para crear un conjunto más llamativo. Uno de tamaño más grande, otro mediano y un tercero más pequeño, para crear una bonita armonía visual.
Por ejemplo, situando tres jarrones sobre una mesa de centro o en una estantería. Añadiendo tres plantas diferentes de distintos tamaños en un rincón del salón, con sus respectivas macetas diferentes. Colgando tres cuadros en el pasillo o situando tres marcos de fotos en tu mesilla de noche.
La regla del 3 también funciona con los muebles. No hablamos de tener 3 mesas de comedor o solo 3 sillas. Pero sí crear composiciones con 3 elementos similares. Por ejemplo, en la zona de relax se puede situar un sofá junto a dos butacas o elegir tres mesas de centro de diferente tamaño, creando un único conjunto.
La regla del 3 también funciona a la hora de combinar los colores. Solo tres colores son necesarios para conseguir una decoración de revista. Sobre todo, si se combina con otra regla del diseño de interiores, la llamada 60-30-10. Aquella que habla de incorporar un color en el 60% de la superficie de la habitación, otro color en el 30% y un tercer color como acento, que ocuparía solo el 10 % del diseño.
Eso sí, han de ser colores que combinen y que no resulten excesivamente llamativos entre sí. Lo mejor es usar un tono neutro para el 60%, un color que lo complemente en el 30% y usar el color más llamativo para detalles de acento.
Al igual que los colores, la regla del 3 también puedes aplicarla a las texturas usadas en la decoración de tu hogar. Muchas texturas diferentes pueden crear un batiburrillo de telas y materiales que no te llevará a ningún lado, sin embargo, si aplicas la regla del 3, tu decoración será armónica y equilibrada.
Por ejemplo, usa madera y fibras naturales, como el yute o el ratán, y compleméntalo con textiles de algodón o lino.
Y si se combina la regla del 3 en cuanto a colores y texturas, su efecto se multiplica. Por ejemplo, añadiendo al sofá tres cojines de diferentes tamaños con telas de diferentes estampados. Eso sí, con tonalidades que se complementen y estampados o patrones afines.
No hablamos de colocar tres lámparas iguales de diferentes tamaños. Aunque a veces tres colgantes, funcionan. Sino de tres tipos de iluminación. Cualquier estancia, para estar bien iluminada, debe tener una luz general, una luz complementaria y una luz de acento. Es decir, una luz de techo que aporte la iluminación general de la estancia. Tantas luces complementarias como necesites, para iluminar diferentes rincones de la habitación, tipo mesillas de noche o colocar una lámpara de sobremesa sobre la cómoda del comedor. Y luces de acento, para iluminar un cuadro o esa luz que se coloca bajo los armarios.