Uno podría pensar que decorar una habitación totalmente en blanco puede parecer de lo más sencillo. Pero, cuidado. No lo es. Un Total White mal diseñado puede resultar aburrido, soso y puedes cansarte de él muy fácilmente. Para evitarlo, toma nota de algunos consejos.
Aunque no te lo creas hay muchas variedades de blanco. Desde el más puro, al que se acerca a las tonalidades de beige o de gris. Así que para conseguir que tu Total White no sea tan monótono, es buena idea que combines diferentes tonos de blanco. De esta forma conseguirás que, en esencia, toda la habitación siga viéndose blanca, pero sus elementos se verán diferenciados por los sutiles cambios de color.
Por la misma razón, es bueno jugar con las diferentes texturas y materiales. Aunque todo sea blanco, no es lo mismo un mueble de madera que uno de metal. No es igual una alfombra de lana que otra de material sintético. Así que no desaproveches la oportunidad y juega con las texturas y los diferentes materiales.
En tu dormitorio, por ejemplo, combina la ropa de cama blanca de algodón con unas cortinas de lino, con una alfombra de lana y un cabecero de madera lacado. Todo en blanco, por supuesto. Verás que ninguno de estos elementos tiene nada que ver con el otro, a pesar de ser del mismo color.
Como una estancia totalmente blanca puede resultar demasiado saturada, es buena idea incorporar algún que otro color. La esencia del blanco debe predominar en todo la estancia, pero puedes incorporar algún cojín de color o una de las paredes, para dar un toque diferente.
Procura que el color elegido sea sutil, porque, dado que el blanco ocupa gran parte de la estancia, un tono muy llamativo puede centrar demasiado la atención y perderse el efecto Total White que quieres conseguir. Apuesta por colores beige, algún dorado puntual o un tono gris claro. Son perfectos y no destacarán demasiado. Aportando eso sí, ese plus que rompe con tanta monocromía.
También es buena idea incorporar plantas. Siempre quedan bien en cualquier decoración. Además de traer la naturaleza al interior de tu casa, no desentonan con ningún color. Así que con el blanco, destacarán lo suficiente para romper con su monotonía, pero al tratarse de un objeto natural, sin darte cuenta pasará desapercibidas.
Coloca varias a lo largo de toda la habitación. Junto a la ventana, para que tengan luz, o en ese rincón olvidado del salón en el que no sabes qué poner.
Lo mismo ocurre con las flores. Darán mucho color a la estancia sin que el ambiente Total White pierda ni un ápice de su efecto.
Aunque busques un Total White, es bueno que el suelo no sea también blanco. Además de que es un color en el que la suciedad se ve enseguida, es buena idea añadir un toque de madera en una habitación tan blanca. Opta por un suelo de parquet de tono claro y tu habitación seguirá siendo blanca, pero con mucha más calidez.
Del mismo modo, puedes incorporar pequeños detalles de madera que pasen un poco desapercibidos entre tanto blanco. Imagina un sofá totalmente blanco, pero con las patas de madera. O unas pequeñas estanterías situadas sobre él. ¿Y qué me dices de una alfombra de yute o de una cesta donde guardar los cojines? Aportarán calidez a la estancia y no desentonarán entre tanto blanco.
Si tienes la suerte de tener unas vistas privilegiadas desde la ventana, aprovéchalas todo lo que puedas y lúcelas. Aportarás a la estancia un color inexistente en su interior y le dará vida a la habitación.