La buena noticia es que no necesitas vivir en el campo para convertir tu casa en un verdadero refugio. El secreto está en unir lo mejor de los dos mundos: el contacto con la naturaleza y la sencillez de la vida rural, con la frescura y las comodidades de la vida urbana. El resultado es un espacio cálido, cómodo y acogedor que se renueva y actualiza constantemente adaptándose al estilo de vida de la ciudad.
Si hay algo que no puede faltar en un espacio decorado en estilo rústico es la madera. La tendencia es mostrarla sin tratar, sin barnices, dejando a la vista los nudos y vetas. Si en tu casa hay techos, vigas, o ventanas de madera oscura y te da la sensación de que empequeñece visualmente el espacio, también puedes darle una fina capa de pintura blanca pero sin pulir la superficie: mantendrás el efecto de “no tratado” y conseguirás una sensación de mayor amplitud.
La piedra es otro de los materiales por excelencia en la decoración rústica. Puedes usarla para revestir una de las paredes del salón o comedor. Al hacerlo, ten en cuenta que esa pared se convertirá en el foco al que se dirigirán todas las miradas, así que pregúntate qué es lo que quieres mostrar: puedes optar por la trasera del sofá, utilizarla como fondo para una gran librería o escoger la pared del distribuidor que de acceso al salón para generar la sensación de recogimiento nada más llegar.
Alíate con el blanco. Utilizarlo te ayudará a suavizar la dureza visual de los materiales propios de este estilo -como la madera o la piedra- cuando son oscuros. Pinta las paredes y los techos en blanco o úsalo para los muebles de mayor tamaño, como grandes librerías o alacenas. Utiliza siempre tonos mate para ganar luminosidad sin restar calidez al espacio.
Lo ideal es que introduzcas en tu salón varios asientos y que juegues a combinar piezas con más volúmen (un sofá con líneas curvas y asientos muy mullidos) con otros de líneas más rectas para no sobrecargar el espacio. La distribución dependerá del espacio del que dispongas (en L, en paralelo o formando una isla) pero intenta que las piezas respiren entre sí. Si no tienes espacio para colocar una butaca, opta por colocar uno o dos cojines de suelo en la pared opuesta al sofá y ¡que sean bien mullidos!: te ayudarán a delimitar el espacio visualmente y a reforzar la sensación de volúmen que buscamos.
Son resistentes, transpirables, hipoalergénicos y muy muy bonitos. Los textiles fabricados con tejidos orgánicos como el algodón 100%, el lino, la lana o el cáñamo son la mejor elección para alfombras y cortinas. Además, su aspecto imperfecto -como sucede con las motas negras del algodón o los nudos del lino- potencian su carácter natural y la sensación de calidez.
Sí, es cierto, la mayoría de las viviendas no están preparadas para instalar una chimenea tradicional. Sin embargo, hoy en el mercado existe una enorme variedad de chimeneas eléctricas que no requieren instalación: solo tienes que enchufarla. Las hay de superficie para colgarlas directamente a la pared, empotrables o con patas para colocarlas en el suelo. Conseguirás el calor visual que aporta una chimenea tradicional ¡pero sin malos humos!
La luz de las velas te ayuda a crear una atmósfera íntima. Puedes combinarlas en distintos tamaños, colocarlas con o sin portavelas y distribuirlas por toda la estancia: puedes colocarlas sobre las mesas auxiliares junto a otros elementos deco formando pequeños bodegones. También quedarán muy bien colocadas directamente en el suelo, tocando los zócalos, por ejemplo.
Introduce elementos decorativos reciclados que recuerden los trabajos artesanales tradicionales: un cesto de mimbre, una jarra de arcilla o una damajuana de cristal verde.
Verdes y rojos son los colores que, tradicionalmente, se asocian a este estilo. Sin embargo, hoy la tendencia es introducir otros colores a los ambientes rústicos actuales. Prueba, por ejemplo, a introducir toques de azul índigo o de rosa empolvado en los cojines, mantas o plaids. Juega también con los estampados: cuadros y flores son los propios de este estilo.
Puedes colocarlas en jarrones o tarros de cristal pero también puedes buscar otras formas de colocarlas: puedes poner un gran ramo en un canasto de mimbre junto al sofá, colgarlas directamente en la pared a modo de guirnalda o enmarcarlas y crear una composición de pequeños cuadros. Le darás un toque romántico al ambiente.