Los cambios surgidos a raíz de la pandemia siguen estando muy vigentes. El Covid-19 nos hizo ver lo importante que es nuestro hogar. El lugar al que queremos regresar y sentirnos a gusto. Al fin y al cabo, es nuestro refugio. A ello hay que sumarle la necesidad de traer la naturaleza al interior y la importancia ‘in crecendo’ de la sostenibilidad y el ahorro energético. Todo ello unido, dan como resultado unas tendencias que apuestan por crear un hogar acogedor, que incite a la calma y a la alegría, pero también que sea amigable con el medio ambiente.
Los colores predominantes para este 2023 son los colores tierra en todas sus tonalidades. Desde el más claro beige, hasta el más oscuro marrón, pasando por colores tejas y cobrizos, hasta llegar a un llamativo rojo, para los más atrevidos. Son colores que aportan calidez, algo que reconforta y es sinónimo de una casa acogedora.
A ellos se suman otros tonos más profundos, como el azul o el verde, en tonalidades más oscuras y empolvadas, ideales para decorar una pared y aportar un toque de sofisticación. Así como tonos más alegres y vibrantes, como el amarillo o el naranja, que aportarán alegría y energía a cualquier estancia. Estos últimos aparecerán en pinceladas. Nada de saturar las estancias con estos colores tan llamativos.
Aunque el color por excelencia de este año es el llamado lavanda digital. Un tono morado pastel que invita a la calma y aporta alegría al mismo tiempo. La combinación perfecta por la que los hogares de 2023 apuestan.
Los textiles dejan de ser lisos y apuntan a estampados discretos de formas geométricas o motivos florales, por aquello de tener cerca la naturaleza. Tejidos, eso sí, naturales. Porque la decoración de este año es claramente natural en todos los sentidos.
En esa necesidad de primar la naturaleza, las líneas de los muebles también se vuelven más orgánicas, destacando los muebles y las formas redondeadas. Las mesas redondas son preferibles a las cuadradas, las estanterías con arcos, los asientos curvos o las paredes sin aristas, serán tendencia.
La sostenibilidad y el ahorro energético pasan a un primer plano. Los materiales naturales, reciclados y biodegradables priman por encima de todos los demás. La madera o la piedra adquieren un protagonismo, en todas sus variedades. Y no se admite ningún hogar en el que no haya alguna planta natural.
En este sentido, vuelve a cobrar protagonismo lo hecho a mano. La artesanía es un valor en alza que se está convirtiendo paulatinamente en el nuevo lujo. Un lujo alejado de la estética ostentosa y excesiva, mucho más próxima a lo tradicional y a lo auténtico.
Prima un estilo minimalista. Pero no frío y aséptico, sino un minimalismo cálido. Pocas cosas, pero bien escogidas, sencillas y funcionales, que permitan tener el hogar ordenado y despejado. El objetivo es crear un hogar que nos transmita calma y, muchas cosas que abarroten el ambiente, no nos permitirán alcanzarla.
En esta tesitura, aparecen nuevos espacios saludables. Esos rincones, hasta ahora inutilizados, que ahora se convierten en un pequeño gimnasio, una sala de meditación o un pequeño rincón de lectura. Lugares a los que ir para desconectar del estrés diario.
El toque estiloso a tanta practicidad y naturalidad lo ponen pequeños detalles inspirados en el art-decó. Desengáñate, quieres estar cómodo en tu casa, pero también quieres sentirte especial como si estuvieras en un resort de lujo. Así que, no tengas miedo a las molduras, en detalles lacados blancos o negros, en metales como el oro o el latón en espejos, jarrones o patas de algunos muebles, en añadir tejidos más sofisticados… que le aportarán a tu hogar ese toque de lujo y elegancia que tanto te identifica.