Pero, ¡ojo!, el raw no es únicamente una tendencia deco. Es, también, unirse a un estilo de vida que defiende la producción local, que tiene en cuenta la sostenibilidad de los productos que introducimos en casa y que busca el bienestar por medio del contacto con la naturaleza. Suena bien, ¿verdad? Aquí abajo te contamos los 5 principios que debes conocer para (re)convertir tu casa en un verdadero espacio raw.
Con las vetas, los nudos y las rugosidades a la vista: así es como la tendencia raw utiliza la madera y se une a la reivindicación de que la belleza está en lo imperfecto. Usada de esta forma, la madera (en suelos, paredes, en el mobiliario e, incluso, en los detalles deco) hace que los espacios rebosen de personalidad. Al estar libre de artificios, combina a la perfección con cualquier otro elemento confeccionado con materiales de origen natural, como las fibras vegetales, el vidrio o los tejidos orgánicos.
¡Por cierto! En determinadas ocasiones puede ser imprescindible tratar la madera. Cuando esto suceda, opta por barnices al agua, incoloros y con acabado mate para alterar de forma mínima su aspecto original.
Paredes de piedra o revestidas con mortero a la cal, suelos de barro, muebles de bambú, tejidos en algodón, lino o yute, objetos cerámicos decorativos… estos son los materiales con los que se reforman, se amueblan y se decoran las viviendas según la tendencia raw. Vuelve la mirada a la naturaleza para obtener de ella las materias primas con las que diseñar tu casa y úsalos respetando las texturas y los colores propios del material sin añadir tratamientos adicionales.
¡Dí adiós a los plásticos y a los materiales sintéticos! No solo conseguirás un espacio estéticamente agradable y tranquilo, sino que tendrás una casa más sana y libre de tóxicos, ¿qué más se puede pedir?
El objetivo último de las viviendas diseñadas siguiendo los principios de la tendencia raw es el de generar bienestar en las personas que las habitan. Siendo así, en estos espacios se presta una importancia especial a la regulación de la luz natural y su adaptación a nuestros ritmos circadianos: vivir en una casa sana es vivir en un espacio en el que se aprovecha al máximo -y se tamiza, si es necesario- la luz natural y se regula la artificial para que resulte cómoda, suficiente y nos ayude a crear las condiciones adecuadas para las actividades que necesitamos realizar en casa.
Saber hacer, delicadeza, paciencia y, sobretodo, mucho mimo. Estas son las cualidades que hacen del trabajo artesanal un arte en el que, por definición, cada pieza es única. Los artesanos que las trabajan saben transmitirnos la pasión por un oficio que es muy anterior a la fabricación seriada y al fast-furniture.
La tendencia raw nos llama a introducir alguna de estas piezas en casa: objetos recuperados, reciclados, reutilizados… son atemporales y nunca van a pasar de moda. Introducir un cabecero de mimbre antiguo en un nuevo dormitorio o una damajuana artesanal en la entrada de casa no solo nos ayuda a dar personalidad al ambiente sino que también transfieren el encanto de lo antiguo a las estancias.
La paleta de colores de este estilo está basada en los tonos neutros e inspirados en la naturaleza: crudos, arenas, verde olivo, gris piedra…Es importante que evites los tonos muy saturados para no romper la armonía cromática del espacio: recuerda que el objetivo es que, cuando estés en casa, tengas la sensación de estar en un espacio sosegado en el que te sientas tranquila.
Puedes partir de un marco en blanco o en beige para pintar paredes y techos, pero úsalo también en el mobiliario y los textiles: el uso de estos neutros es especialmente útil al introducir muebles que tienen mucho peso visual, como grandes librerías o armarios.
Para introducir un toque de color, opta por tu color preferido en su versión más suave para evitar genere un contraste demasiado fuerte.