Por ello, los hogares post-pandemia son diferentes, mucho más cercanos a un estilo de vida slow. Un estilo de vida slow es aquel que apuesta por la tranquilidad y la calma, que huye del estrés y de hacer las cosas rápidas. Es tomarse la vida de forma mucho más sosegada y despacio. Aplicado en decoración, se convierte en slow deco. Pero, ¿qué puedes hacer para que tu casa tenga una slow deco?
El objetivo de la slow decor es conseguir calma y relax en tu hogar, a través de una organización visual y material del espacio. Las casa slow son sencillas y calmadas. Por ello, suelen ser minimalistas. No tanto por el estilo, como por ser responsables con el consumo y deshacerse de muebles y accesorios inútiles, que no aportan nada. Debes priorizar un mobiliario sencillo y funcional, que se adapte a tus necesidades, y preferiblemente elaborado con materiales naturales.
Es muy importante que los espacios fluyan. Si se puede, es genial deshacerse de paredes y tabiques que entorpezcan la comunicación familiar. Si no es posible, intenta que los espacios estén interconectados entre sí, con zonas de paso cómodas, que permitan un recorrido sencillo, sin objetos por en medio que dificulten esa fluidez.
Esmérate en hacer de tu recibidor un lugar acogedor que invite a la calma. Además de ser tu carta de presentación, debe ayudar a que tus invitados se sientan cómodos desde el primer momento y no quieran huir despavoridos por el estrés que les supone una decoración extravagante o sobrecargada.
La naturaleza ha de estar presente sí o sí en una slow deco. A través de materiales como la madera, por ejemplo, con tejidos naturales como el algodón o el lino o con plantas naturales por doquier. El no poder salir de casa por un tiempo, nos hizo ver qué importante es la naturaleza en nuestra vida. Llenar el hogar con ella, nos aporta tranquilidad.
En la slow deco también es importante el color de la pintura elegida. Unas paredes muy oscuras o estridentes no nos aportarán esa calma que buscamos. Debes optar por colores neutros y relajantes, sobre todo en las estancias donde debes relajarte más, como el dormitorio.
Y potenciar sobre todo la iluminación natural siempre que sea posible. Si no es así, no olvides colocar diferentes lámparas que te aporten diferentes tipos de luz. De ambiente o más directas, según las necesidades de cada momento.
También es importante crear un rincón donde relajarse. Bien sea con un dormitorio que transmita calma con tan solo poner un pie en él, como montándote un pequeño gimnasio en casa donde hacer algo de ejercicio o con un pequeño rincón en una esquina del salón donde devorar los libros que tanto te relajan cuando los lees.
Aunque a priori te resulte imposible, es bueno que prescindas un poco de la tecnología si quieres crear un hogar slow. No podrás desconectar del todo de ella porque hoy en día es una parte fundamental de nuestro día a día, pero sí que es bueno tener un solo televisor en casa, por ejemplo, o marcar la norma de no usar el móvil en el dormitorio.
Otra de las aportaciones de la pandemia a nuestra vida ha sido la de descubrir que cerca de casa tenemos de todo. El consumo de proximidad y los productos locales son fundamentales en el estilo de vida slow. Entonces, aplícalo también a tu decoración. Opta por objetos de artesanos locales o incluso hazlos tú mismo. El Do it Yourself está en boga y tener un rincón de manualidades para tus hijos o para dejar ir tu creatividad, puede resultar muy inspirador y relajante.
Y no olvides el orden y la limpieza. No conseguirás tener un estilo de vida slow si tu hogar no está impoluto y libre de objetos desperdigados por todas partes. Necesitas relajarte, reducir los ritmos cotidianos, y ver la casa desordenada o llena de mugre no te ayudará a desconectar.