Durante muchos años el minimalismo extremo, aquel en el que el blanco predominaba y había pocos elementos en el espacio, desaparecerá para reconvertirse en un minimalismo más cálido. Donde los colores neutros se vuelven más cálidos y donde aparecen materiales más naturales como la madera. Eso sí, con la esencia de este estilo que huye de la abundancia de objetos y muebles.
Los colores blanco, gris y beige que han habitado en nuestros hogares durante mucho tiempo tienden a desaparecer para evolucionar hacia colores más profundos. Colores más terrosos, procedentes de la naturaleza, en el que el terracota se perfila como uno de los protagonistas, junto a otros colores inherentes en la naturaleza, como el verde oliva o el azul marino.
Unido a la desaparición paulatina del minimalismo más extremo en el que los materiales, como el cristal y acero, estaban muy presentes, los materiales que serán tendencia este 2024 son todos aquellos que van unidos a la naturaleza y la sostenibilidad. Adiós a los materiales fríos y sintéticos. Se lleva la madera, la piedra natural, el mármol.
Esa apuesta por la sostenibilidad que ya lleva años formando parte de nuestra vida, se afianza mucho más este 2024. Tanto en los materiales, como ya hemos comentado, como en los tejidos. El algodón, el lino o la lana serán imprescindibles en la decoración del nuevo año, para abandonar por completo todos esos tejidos sintéticos que nos han acompañado, queramos o no queramos, durante mucho tiempo.
Aquellas decoraciones rígidas en las que los muebles permanecían siempre en el mismo lugar, porque aquel era su sitio, desaparecen. Ahora se busca la funcionalidad y la versatilidad de los muebles y elementos decorativos, para hacer los hogares mucho más funcionales y prácticos. Algo que se aprendió de mala manera durante la pandemia.
Los muebles ahora deben de adaptarse al espacio que habitan y ser fácilmente movibles, según sean las necesidades de los inquilinos de la casa. Si pueden hacer más de una función, mejor que mejor. Como esas otomanas con almacenaje, esos espejos que esconden un armario o esas camas canapé en las que guardar las maletas.
Del mismo modo, esas decoraciones totalmente conjuntadas en el que los muebles de una misma estancia, e incluso en ocasiones de toda la casa, eran del mismo diseño han de desaparecer. El eclecticismo empieza a tomar forma en los espacios. Por supuesto, la decoración debe ser coherente y coordinada, pero no hace falta que todo sea de un mismo color o de un mismo estilo.
Puedes inspirarte en todas las revistas de decoración del mundo o en los maravillosos diseños de Livitum, pero no olvides que tu casa debe reflejar tu personalidad. Ahora más que nunca. Esas casas tan parecidas entre sí, que cuentan todas ellas con la misma decoración, no son bienvenidas. La individualidad se hace camino, con objetos personales, con elementos decorativos que te definan o con obras de arte únicas, por ejemplo.
De ahí que la artesanía, que nunca es igual porque está hecha a mano, cobre cada vez más fuerza. Cada objeto artesano es único, al igual que tú y tu casa.
La tecnología ya copa todos los ámbitos de nuestra vida y, por tanto, también ha llegado al mundo del diseño de interiores. Cada vez se apuesta más por integrar en casa, que no parezca un añadido al que se le ha de hacer un hueco. Las casas domóticas cobran protagonismo, con la instalación de iluminación, electrodomésticos o climatización inteligente.
Si tras la pandemia todos nos dimos cuenta de lo importante que es tener la naturaleza cerca, la evolución natural nos ha llevado a integrarla lo más que podamos en nuestro hogar. Si antes se buscaba tenerla cerca, ahora se debe integrar sí o sí en la decoración, haciendo que el interior de nuestra casa nos transmita la sensación de encontrarnos en el exterior. Con formas orgánicas, con colores de la tierra, con materiales naturales, con muchas plantas e incluso con estampados en los que predominan las flores, las hojas y algún que otro insecto.