Con la domótica puedes conseguir que tu casa sea inteligente. Tanto, como para automatizar tareas cotidianas, como para controlar la luz, las persianas o la calefacción, como para conectarte en remoto con ella y ver cómo está, o como para controlar su eficiencia energética. Las opciones son muchas y las ventajas también. Enfocadas todas ellas a hacerte la vida más cómoda y mejor.
Aunque te pueda parecer algo muy complicado, lo cierto es que su gestión es sencilla e intuitiva. Solo necesitas disponer de dispositivos conectados entre sí y controlarlos a través, por ejemplo, de tu móvil. Normalmente se realiza a través de una web, una app descargable o un asistente de voz, tipo Alexa o el asistente de Google. Con ellos, controlarás todo aquello que quieras de tu hogar. Lo harás en una comunicación bidireccional entre tú y tu “Smart House”. De forma simple, puedes activar o desactivar las tecnologías que consideres necesarias desde casa o desde la distancia, mientras que tu hogar te responde con datos acerca de su funcionamiento.
Tan solo debes contar con dispositivos que sean de fácil instalación, si no quieres realizar grandes obras. Hablamos de interruptores o enchufes de clavija, sensores, iluminación inteligente, termostatos o altavoces con asistente, por ejemplo. Dispositivos que, conectados, pueden hacer que la luz se encienda sin levantarte, las persianas se cierren sin estar en casa o controlar la temperatura de casa para que esté calentita cuando llegues.
Básicamente la domótica de tu casa depende de tres factores. Del módulo central, que es el aparato que se encarga de recibir y ejecutar las instrucciones que le das. De la conexión, que es lo que permite la interacción entre tú y los dispositivos. Y los sensores, encargados de recopilar los datos en su función más básica, para que utilices tus dispositivos de la forma más eficaz posible.
Sus ventajas son muchas, aunque principalmente son tu comodidad, tu seguridad y el control de la eficiencia de tu hogar. Todo te resultará más cómodo porque, tareas rutinarias que antes hacías cada día, ahora se realizan solas. Desde la oficina puedes encender el Romba para que limpie la casa antes de que llegues. Puedes subir y bajar las persianas a unas horas determinadas sin mover un solo dedo o puedes preguntarle a la nevera qué alimentos faltan antes de ir a la compra. Cualquier aparato eléctrico es susceptible de ser domotizado. Solo has de encontrar su utilidad.
La seguridad es otra de sus ventajas. Al poder controlar remotamente tu casa, puedes ver lo que ocurre en ella a todas horas, olvidándote de los posibles ladrones al irte de vacaciones, porque puedes verlo todo a través de tu móvil. Puedes conectar y desconectar la alarma al antojo o percibir cualquier problema que surja, como una fuga de agua o un escape de gas, y acudir rápidamente a tu casa antes de que ocurran desastres mayores.
Y, luego está la eficiencia energética. Al tener conectados todos los dispositivos de tu hogar y controlarlos desde una aplicación, puedes recopilar y analizar los datos que los dispositivos de tu casa te facilitan, reduciendo gastos donde los necesitas y siendo más eficiente energéticamente.
Gracias a la domótica, tu comunicación con tu casa y sus necesidades será más fluida. Todos los electrodomésticos, las luces, la calefacción o el aire acondicionado llevan muchos años en tu casa, sin embargo, no era posible ponerlos en marcha sin estar presentes. Ahora, el control remoto de todos ellos que te facilita la domótica, es lo que hace que tu hogar sea más inteligente, más cómodo y más seguro.