Aplicar los preceptos del interiorismo tecnológico no consiste en vivir rodeada de artilugios electrónicos que -probablemente- no necesitas, sino todo lo contrario: se trata de seleccionar e introducir cuidadosamente aquellos dispositivos o mecanismos que sí van a facilitarte tus rutinas. Y eso no depende del estilo decorativo de tu casa, sino de tu forma de vida.
Los interioristas utilizan el término para referirse a los recursos que les permiten incorporar la tecnología en las viviendas que proyectan de una forma no invasiva, esto es, respetando tu manera de vivir e integrándolos estéticamente en el estilo decorativo del espacio.
Recuerda que la función del interiorismo no es únicamente que tu casa sea bonita y acogedora: su principal cometido es que sea funcional, que se adapte a tu forma de vida y que te permita mantenerte enfocada en aquella actividad a la que destinas cada estancia. Y, en esto último, la tecnología tiene mucho que decir.
- ¿Vas a usarlo? Piensa en qué cosas son importantes para ti en casa: ¿llegas muy tarde y te encantaría tener la comida lista al llegar? ¿Estás comprometida con el medio ambiente y quieres que tu casa sea sostenible? ¿Pasas temporadas fuera y te preocupa la seguridad? Escoge lo esencial y, después, podrás decidir qué tecnologías son las más adecuadas para ti.
- Mejor calidad que cantidad. Invierte en un producto que realmente te satisfaga: investiga, compara y compra o instala en casa aquello que realmente va a darte buenos resultados y sácale el máximo partido. El mundo de la tecnología es, por excelencia, aquel en el que “lo barato puede salir (muy) caro”
- La tecnología está a tu servicio y no al revés. Algunos dispositivos son tan complejos que, en lugar de facilitarnos las cosas, nos la complican. Busca siempre la solución tecnológica más sencilla y que puedas usar sin invertir demasiado tiempo en aprender cómo funciona. Recuerda: la tecnología tiene que hacernos la vida más fácil.
El mundo del interiorismo tecnológico es casi inabarcable: no solo incluye la evolución de los sistemas de domótica (climatización, iluminación y seguridad), sino que también se refiere a la tecnología de los materiales con los que se construyen y reforman las viviendas y a la enorme variedad de equipamiento que podemos introducir en casa. ¡Las posibilidades son casi infinitas! Ahí van algunos ejemplos:
¿Cuántas veces has oído esa frase? Los fabricantes de materiales para la construcción se han lanzado a investigar y a fomentar la sensibilización sobre como el uso de determinados materiales tóxicos afectan a la salud de nuestras casas. El resultado son productos con tecnología antibacteriana y con propiedades higienizantes. Si vas a reformar, tienes en el mercado pavimentos, revestimientos, encimeras de cocina y pinturas ecológicas capaces de eliminar bacterias y otros microorganismos nocivos para la salud.
¿Has oído hablar de las “macetas inteligentes”? Estos recipientes analizan diversos parámetros -como los niveles de humedad, luz, temperatura y fertilizantes-, recopila los datos y te los hace llegar a tu smartphone mediante una app para que conozcas el estado de salud de tus plantas. Hay multitud de opciones: algunas incluyen sistemas de riego, otras cuentan con reguladores de intensidad lumínica y, según el modelo que escojas, ¡incluso puedes ponerles música!
Haz de ellas un verdadero ritual de auto-cuidado incorporando al baño algunos elementos que van a reconvertirlo en un espacio dedicado a tu bienestar: smart toilets que, además de ser calefactables, te permiten personalizar tu higiene íntima; teleduchas con opción de masaje para cervicales, espejos LED que permiten regular el tipo e intensidad de luz para crear un ambiente que te aporte serenidad… Hazte con alguno de estos elementos y haz del baño un lugar que te ayude a relajarte al final del día.
La tecnología te ayuda a equilibrar el tiempo que dedicas a las tareas domésticas para que tengas más tiempo para ti. Invierte en electrodomésticos que te faciliten las cosas: lavadoras que escogen el tipo y ciclo de lavado según la ropa que hay en el tambor, robots de fregado que mapean tu casa hasta conocerse todos los rincones, o hornos inteligentes que puedes encender desde tu smartphone para encontrarte la comida a punto cuando llegues a casa.
La instalación de un sistema de domótica que controle la climatización y la iluminación no es solo una cuestión de comodidad. Las mediciones que realizan los sensores instalados en casa definirán tu patrón de consumo energético: sabrás cuánto y en qué estás gastando más. A partir de ahí, podrás buscar la manera de reducir tu consumo, lo que beneficia al medio ambiente y a nuestras finanzas.