En los proyectos de decoración, la tecnología ha cambiado la relación entre diseñador y cliente. Ahora ya no es necesario estar físicamente en el mismo espacio para llegar a un acuerdo en un proyecto. La comunicación digital ha hecho más fluida y rápida esa conexión. Además, tampoco es necesario estar en la casa que debe ser decorada para ver cómo queda un diseño. La tecnología 3D, como la que utiliza Livitum, permite imaginarse cómo quedarán ciertos elementos en un espacio. O la realidad aumentada ha conseguido aunar la realidad con el mundo virtual, facilitando ver el resultado final de cualquier proyecto. Ganando con ello tiempo y abaratando los costes del presupuesto.
Pero no solo eso, existen aplicaciones en las que cualquiera puede probar y jugar a ser decorador. Redecorar tu hogar nunca había sido tan fácil. Solo debes elegir los elementos que quieres añadir a un espacio y ver si el resultado final es lo que tú quieres o no.
Con la tecnología 3D también es posible imprimir objetos que antes eran inimaginables. Facilita el hacer armarios a medida para rincones imposibles u objetos decorativos únicos que sean especiales para ti, constituyendo auténticas obras de arte. Su límite es tu creatividad.
Pero más allá de la tecnología utilizada en el diseño de interiores, la tecnología también ha entrado en las casas para hacernos la vida mucho más fácil. Los hogares inteligentes cada vez son más habituales y es raro que una familia no cuente con algún gadget que así lo haga. Puedes controlar las luces, la temperatura e incluso encender o apagar el televisor con tu voz.
El empujoncito tecnológico, sin duda llegó con la pandemia. Trabajar desde casa nos ha hecho avanzar en aspectos que antes no todo el mundo conocía. ¿Quién no ha hecho una videoconferencia con sus familiares o de trabajo durante el confinamiento? Eso ha puesto el foco de atención en nuestra casa, en su iluminación, en su acústica y en los aparatos tecnológicos utilizados.
La domótica cada vez tiene más auge y lo que, a priori era algo de unos pocos, cada vez hay más personas que optan por hogares inteligentes. En ese sentido, el interiorismo no se queda al margen, adaptando sus diseños a esas nuevas tecnologías e incorporándolas en sus proyectos. Nada raro, si tenemos en cuenta que en el siglo pasado las casas ya tuvieron que adaptarse a las innovaciones del momento. En esa ocasión llegaron los electrodomésticos. Unos nuevos aparatos que ocupan unos espacios que antes no estaban hechos para ellos. Las casas se adaptaron, al igual que lo están haciendo ahora con las nuevas tecnologías.
Pensar en hogares inteligentes no es solo pensar en electrodomésticos o aparatos diversos, sino en Inteligencia Artificial aplicada a elementos decorativos como muebles o textiles. Ya existen tejidos capaces de controlar la temperatura del cuerpo y monitorizar pacientes con enfermedades crónicas. Entonces, ¿por qué no utilizar esa tecnología en mantas, sábanas o almohadas para controlar nuestra salud?
También se está experimentando con muebles que pueden controlar el comportamiento de una persona. Lo que es genial para vigilar a nuestros mayores. Estos muebles crean patrones que si se ven alterados por una caída o por un golpe, por ejemplo, dan su voz de alarma, a través de unos sensores.
Un hogar ante todo debe ser cómodo y acogedor, pero sobre todo funcional. Y en eso la tecnología tiene las de ganar. Nos facilita la vida en todos los aspectos. Por eso es tan importante incorporarla en nuestra decoración y en el diseño de interiores. El futuro del interiorismo es tecnológico y el presente, también.