La opción más sencilla es esconderlo dentro de un mueble. Existe mobiliario para ello. Es tan simple como situarlo en una de sus estanterías y cerrar las puertas cunado no las usas. En tu salón solo se verá un armario.
Si en tu casa estáis de obras, es una oportunidad para hacerle un hueco al televisor en la pared. De manera que quede encastado en ella y solo tengas que ponerle unas puertas para esconderlo. Si no te gustan unas puertas, también puedes optar por situar ante él un cuadro o un espejo que puedas desplazar fácilmente con unos rieles. De esta forma, cuando no lo uses, tan solo verás un bonito cuadro o un espléndido espejo.
De hecho, en el mercado ya existen televisores cuya apariencia, cuando están apagadas, es la de un cuadro. Como el modelo The Frame de Samsung, que muestra la pieza artística que prefieras mientras no la usas. Si no quieres que, a pesar de mostrar una obra de arte, delate su disfraz al estar sola, puedes hacer una composición de varios cuadros en la pared y camuflarla entre otros.
También existen espejos con televisión integrada y otros servicios de red. Mirror TV o Miralay son un ejemplo. Su aspecto es totalmente el de un espejo, pero con una tecnología que te permite visualizar tu programa preferido a través del espejo. Puedes situarlo donde quieras. No solo en el salón. Imagínatelo en el baño para ver las noticias del día mientras te lavas los dientes. Es una idea genial, ¿no?
Si tienes espacio, otra buena opción es utilizar un proyector. La pantalla puedes tenerla enrollada, mientras que el proyector es un pequeño aparato sujeto al techo que pasa prácticamente imperceptible.
Existen sistemas de elevación de pantallas planas que son toda una revolución para todos aquellos que no queréis ver la tele en casa. Este sistema permite esconder el aparato en los lugares más insospechados y, tan solo pulsando un botón, que éste aparezca ante vuestros ojos. Puedes situarla en el techo y que descienda. Puedes colocarla dentro de una cómoda y que se eleve hasta quedar sobre ella. Dentro de un baúl que haces servir de mesita de centro o de la encimera de la cocina. Las posibilidades son infinitas. Su único problema es que perderás espacio de almacenamiento, pero eso sí, esconderás la televisión de tal manera que será difícil encontrarla para aquellos que no conozcan su escondite.
Si cuentas con dos columnas puedes aprovechar el hueco entre ellas para colocar la tele y cubrirla con puertas correderas. Colocarla sobre una librería y taparla con un panel deslizante. Situarla junto a la ventana y ampliar el tamaño de la cortina para cubrirla. Y, la opción más económica y quizás menos efectiva. Pintar la pared en la que quieres situar el televisor del mismo color de éste cuando esté apagado. Con un gris oscuro, la tele quedará camuflada ligeramente, aunque su presencia se delatará al acercarte a ella.
Opciones hay muchas. Tan solo debes evaluar en qué habitación quieres colocarla y aplicar aquella idea que mejor se ajuste a tu decoración. Ya ves que, aunque los aparatos de televisión cada vez son más grandes, también cada vez hay más ideas para esconderlos.
