En cambio, las tapicerías en colores oscuros -antracita, rojo o verde botella-, aumentan visualmente el volúmen del sofá y lo convierten en el protagonista indiscutible del salón. Siendo así, a un sofá en colores oscuros o muy vivos le van bien unas cortinas con una caída ligera, unos cojines en tonos más rebajados o una alfombra de fibras naturales. Con estos elementos neutros a su alrededor resulta más fácil mantener la armonía en el espacio.
Si estás a punto de cambiar el sofá y te apetece jugar con los colores, ten en cuenta lo siguiente:
El tamaño de la estancia. Además de ser importante para calcular las medidas y forma del sofá, el tamaño de la estancia te dará la pista a seguir a la hora de escoger el color de la tapicería: los neutros y las tonalidades más claras te ayudarán a ampliar visualmente el espacio si el salón no es muy grande. En cambio, si los metros no son un problema, atrévete con los colores oscuros o los tonos más subidos.
La cantidad de luz natural. Escoge el color y tonalidad siempre en función de la luz natural de la que dispone la estancia. Recuerda que, en función del tipo de iluminación artificial que tengas en casa (cálida, fría o neutra), los colores pueden verse alterados. Si no entra mucha luz por las ventanas, apuesta por los tonos naturales.
El estilo de tu salón. ¿Vas a redecorar por completo el salón o solo vas a cambiar el sofá? Ten en cuenta qué muebles o accesorios decorativos vas a conservar y como están decoradas las paredes (color de pintura, papel pintado, cuadros) para que la convivencia con el color de tu nuevo sofá sea armónica y no genere fuertes contrastes que puedan no gustarte.
Para inspirarte y ayudarte a encontrar el equilibrio perfecto entre comodidad y estilo, nuestras decoradoras han seleccionado 5 proyectos en los que el color del sofá juega un papel determinante en la decoración del salón. ¡Ahí van!
Frescura, alegría, vitalidad… esas son las sensaciones que transmite este salón. La clave está en el equilibrio entre el turquesa del sofá -sobrio, de líneas rectas y asiento abotonado-, la base neutra que forman las paredes en blanco y los suelos en madera y la explosión de color de la decoración que lo rodea. Y es que, al estar a medio camino entre el verde y el azul, ¡el turquesa es un color que combina a la perfección con la rueda cromática casi al completo!
Para darle un toque divertido, enmarca el sofá con una gran alfombra multicolor de pelo corto: te ayudará a dar calidez al ambiente a la vez que te permite zonificar el área del salón y diferenciarla del comedor si están en la misma estancia.
Para no recargar el ambiente, opta por muebles auxilares ligeros: una mesa de centro con estructura de hierro negro y sobre de cristal o una mesita rinconera tipo cubo con las patas muy finas. Si te sobra espacio y te apetece introducir un asiento extra, opta por una butaquita con la estructura de cuerda: son elegantes y no pesan visualmente. Escoge los muebles y las lámparas en el mismo color para reforzar el efecto wow! del sofá.
¿Hay algún color que desprenda más fuerza que el rojo? Si, además, lo combinas con blancos y negros el efecto es un salón que rebosa energía. Si esta es tu opción, ten en cuenta que los tonos más subidos de rojo absorben la luz. Por eso, es importante que contrarrestes este efecto neutralizando todo el entorno: pinta las paredes en un color neutro como el blanco o el gris y coloca una alfombra discreta que realce el rojo sin saturar el espacio de color.
Si, además, optas por auxiliares y lámparas en color negro, lograrás un salón muy moderno. No olvides jugar con las texturas para suavizar el ambiente.
Si no tienes muy claro como combinar dos colores, lo más sencillo es que escojas tu preferido como color principal y que recurras a su complementario como color secundario. Fíjate en este ejemplo: se ha introducido un sofá de 3 plazas tapizado en terciopelo azul pavo real y se han sumado dos asientos extra. Se trata de dos butacas en color naranja, el color complementario del azul. Son de piel, por lo que, además del contraste de color, se juega con las texturas para dar dinamismo a la estancia. Para enmarcar el salón, se ha colocado una alfombra de lana en los mismos tonos.
¿Un sofá rosa? Y, ¿por qué no? Es un color de tendencia y, utilizado en tonos empolvados, funciona como un neutro, por lo que puedes combinarlo casi con cualquier color.
Para crear un ambiente tranquilo, mézclalo con otros neutros y juega con las texturas. Opta, por ejemplo, por un modelo tapizado en pana y combínalo con una alfombra clarita en blanco o gris de textura aterciopelada, como la viscosa, para contrastar las texturas. Puedes dejarlo desnudo para lucir la belleza del tapizado en pana con costura gruesa o sumarle algún cojincito en los mismos tonos de la alfombra. Si, además, añades una mesa auxiliar y una lámpara de lectura con el pie en madera, conseguirás un ambiente muy natural, sosegado y que invita al relax.
Relajante y energizante a la vez: así es el color azul pato. Este color funciona a la perfección con los tonos rojizos (tejas, vinos) y anaranjados (ocres, mostazas). Si te decides por este color, opta por un modelo en líneas rectas, tapizado en algodón y patas altas para hacerlo más ligero y pinta una de las paredes del salón en color teja.
Neutraliza el resto de textiles para no sobrecargar: coloca el sofá sobre una alfombra de lana anudada y unas cortinas con caída ligera en tonos crudos o blancos. Para el resto de mobiliario y accesorios, ve a lo natural: una butaquita en fibras naturales, un cesto de mimbre o una mesita de centro en roble natural quedarán perfectos.