Para que sea así, solo necesitas una buena planificación y un poquito de inspiración. De lo primero, nos ocupamos nosotras. De lo segundo, nuestras interioristas. Han seleccionado para ti cuatro proyectos en los que se ha construido un vestidor funcional y bonito en cuatro estilos muy diferentes.
Así es que, antes de coger el metro, el papel y el lápiz y ponerte a medir, párate un momentito y piensa sobre los cuatro aspectos que te planteamos aquí abajo. ¿Nos comentarás los resultados?
Piensa, en primer lugar, dónde vas a ubicarlo. ¿Dispones de una habitación vacía que puedes reconvertir en vestidor? ¿Tienes un dormitorio muy amplio y puedes integrarlo allí? Esta primera decisión es muy importante y para no equivocarte debes tener en cuenta varios factores que van más allá de la disponibilidad de espacio en cuestión de metros cuadrados. Y es que se trata de un aspecto que debes tener especialmente en cuenta si compartes el dormitorio con otra persona y vuestros horarios son distintos: en este caso, deberás buscar la manera de dividir el dormitorio para que ambos estéis cómodos y sabiendo que no vais a entorpecer el sueño de la otra persona.
En caso de que decidas ubicarlo en el propio dormitorio, existen varias fórmulas para dividir visualmente el espacio y crear la ilusión de que el vestidor está separado de la zona de descanso. Fíjate cómo se ha hecho en este proyecto: se ha construido un falso tabique que divide la estancia en dos áreas diferenciadas y que sirve de cabecero por un lado y de pared de apoyo para el armario por el otro.
Esta solución te permite crear un área de vestidor muy muy versátil, ya que, en función de las características de tu vivienda y siempre dejando libres los accesos a puertas y ventanas, puedes decidir si distribuir los armarios en forma de U, de L, en paralelo o en línea, como en este caso.
¡Por cierto! Existen varias alternativas al tabique separador: puedes hacerlo a media altura, construirlo con un panel de vidrio o incluso con uno de palillería, ¡imaginación al poder!
¿Armarios con o sin puertas? Para responder a esta pregunta debes tener muy en cuenta el primer punto: la ubicación. Si cuentas con una estancia que vas a dedicar en exclusiva a crear un vestidor o si vas integrarlo en el dormitorio, ambas opciones serían válidas. Sin embargo, cuando se trata de un armario ubicado en un área de paso -como un pasillo, por ejemplo- es preferible que cuenten con puertas.
Optar por armarios con frentes tiene la ventaja de que todo lo que hay en su interior queda resguardado del polvo y podrás despreocuparse de la necesidad de tenerlo todo siempre perfectamente recogido y clasificado para evitar que tus cosas generen ruido visual y, con ello, sensación de desorden.
En función de las medidas de la estancia y de la cantidad de luz natural de la que dispongas, puedes optar por:
pintar los frentes del armario del mismo color que las paredes: de esta forma conseguirás mimetizarlo con el entorno y hacerlo casi invisible;
resaltar los frentes: en este caso, el armario se convertirá en el protagonista absoluto del vestidor, como en el proyecto que te mostramos aquí arriba.
Fíjate en el armario: dado que las medidas de la estancia lo permitían, se ha optado por colocar un gran mueble de tres puertas en madera de roble. Se ha escogido una puerta lisa y sin herrajes vistos para destacar el aspecto natural de la madera y crear, gracias a ello, un ambiente cálido y acogedor.
Un armario abierto -esto es, sin puertas- es visualmente más ligero y permite una total accesibilidad a su contenido. El armario es el mueble más voluminoso de la estancia y, por tanto, el que tiene mayor peso visual, por lo que puedes sustituirlo por un sistema de almacenaje abierto para evitar que la estancia se vea muy llena.
Eso es lo que se ha hecho en este proyecto, en el que se ha recurrido a un sistema modular que permite combinar baldas y rieles para colgar la ropa en función de las necesidades concretas de almacenaje. Para aquellas prendas que requieran de un espacio cerrado (ropa interior, accesorios…), se ha introducido una cajonera.
Un súper espejo de cuerpo entero y otro de tocador, un mueble auxiliar para el pequeño almacenaje, un burro o varios percheros en los que dejar la ropa del día y, por supuesto, un banco, un puff o una butaca descalzadora. Estos son los accesorios con los que equipar tu vestidor para que sea cómodo y versátil.
Fíjate en cómo se ha hecho en este proyecto: además de introducir un súper armario con puertas correderas, se ha colocado un espejo tipo-ventana y un mueble auxiliar de pared para ganar un espacio extra de almacenaje. Cuenta con una balda y un espejo que reconvierte este rinconcito en un precioso tocador en el que hacer de las rutinas diarias de belleza un momento muy muy agradable pensado para el auto-cuidado.