Un pequeño loft de estilo nórdico y fibras naturales, ¡con muchas posibilidades!

Luz por todos los rincones y, lo mejor, ¡unas súper vistas al mar! Estas son las dos principales características que este coqueto loft que nuestro compañero, el interiorista Yannick Serra, ha amueblado y decorado con delicadeza para potenciarlas. El resultado es un espacio en el que las reducidas dimensiones no son, en absoluto, un problema para tener todo lo necesario y disfrutar de una vivienda cómoda y acogedora en plena naturaleza.
Publicado por Margarida Muñoz · 31 de mayo de 2023
Un pequeño loft de estilo nórdico y fibras naturales, ¡con muchas posibilidades!

Punto de partida

Suelos de madera que aportan calidez, un gran ventanal que da acceso a una terracita y una base neutra en blanco en todas las paredes que potencia la luminosidad de la estancia. Partiendo de este lienzo en blanco, el objetivo era delimitar tres zonas diferenciadas pero que mantuvieran la coherencia de estilo: sala de estar, comedor y dormitorio.

Estando al lado del mar la propuesta de estilo no podía ser otra: apostar por la combinación maestra de blanco y madera y completar el conjunto con textiles y objetos deco confeccionados con fibras naturales. ¿El resultado?  Una atmósfera de calma para una vivienda muy muy bonita.

Zonificar el espacio… ¡con el sofá!

Fíjate cómo, con tan solo desplazar el sofá de la que suele ser su ubicación habitual -esto es, apoyado en una pared- se ha conseguido delimitar el espacio del salón. Al trasladarlo al centro de la estancia, el sofá queda semi-exento, ya que se apoya parcialmente sobre la pared de la escalera. Sin embargo, esto es suficiente para que entre el acceso a la vivienda y la trasera del sofá se genere un pasillo: así se consigue crear un mini-recibidor y se refuerza la sensación de zona independiente en el área del salón.

Para hacer aún más evidente este límite entre el salón y la resta de zonas de la estancia (comedor y dormitorio) se ha recurrido a una gran alfombra rectangular confeccionada en yute.  

Con toda naturalidad

El saloncito se ha completado con un precioso mueble TV fabricado en madera de mango. Cuenta con dos baldas interiores y una puerta corredera con el frontal en caña trenzada que le da un look 100% natural. Entre el mueble y el sofá se ha colocado una pequeña mesita redonda, tipo velador, de 50 cm de diámetro y fabricada en madera de roble: resulta muy funcional y, al ser chiquitita, evita que el espacio se vea recargado.

¡Por cierto! No queríamos renunciar a tener una consola en la que dejar las cosas al llegar a casa pero, como no era posible ubicarla en el recibidor, se ha trasladado al salón. Se ha colocado fuera de la alfombra y en un estilo industrial, completamente distinto al del resto de la estancia, haciéndola destacar como elemento diferenciador y ajeno al salón. Sobre ella, un bonito espejo redondo dispersa la luz que incide directamente sobre él por todo el espacio.

Dónde caben dos, caben tres

La zona de comedor se ha formado a partir de una mesa redonda, la opción ideal para espacios pequeños. Se ha optado por un diseño en madera natural con cuatro patas robustas pero visualmente muy ligeras.  Pese a contar con espacio suficiente para cuatro comensales, en esta ocasión se ha optado por colocar solo tres sillas a su alrededor: de esta forma, al dejar libre la zona delantera, se resta peso al conjunto y se consigue un efecto de mayor profundidad. Las sillas, igual que la lámpara suspendida sobre la mesa, están fabricadas con ratán.

Completa el conjunto un espejo redondo, gemelo del que se ha colocado en el salón, y dos plantas colocadas a lado y lado de la mesa dentro de un cubre-macetero de mimbre que ayudan a reforzar la sensación de zona en el área del comedor.

Con lo necesario

La zona de descanso se ha construido solo con lo necesario: una cama doble apoyada en la ventana, una preciosa mesita de noche en madera de mindi con efecto envejecido, una lamparita de sobremesa y un espejo. El espejo, situado sobre la cama, crea el mismo efecto visual que se conseguiría con un cabecero: potencia la sensación de verticalidad y amplía visualmente el espacio, a la vez que distribuye la luz que entra por el ventanal.  

La sencillez del conjunto cede todo el protagonismo a las vistas, lo que convierte este dormitorio abierto en un lugar muy acogedor que invita al descanso.

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