Se trata de un espacioso salón comedor de estilo moderno con mucha luminosidad, gracias a un impresionante ventanal que permite la entrada de luz natural a raudales. Un ventanal que también le otorga impresionantes vistas del exterior, que hay que aprovechar sí o sí. Además, esta conexión con el exterior le otorga al espacio una mayor amplitud, ya que conecta el interior con el exterior, prolongando visualmente la estancia.
Para fomentar la importante entrada de luz natural, algo que siempre que sea posible se ha de potenciar, en la pared opuesta de la ventana se han colocado un par de espejos de ventana que, por un lado, ayudan a reflejar la luz que entra, y por otro lado, refleja el maravilloso paisaje exterior. Consiguiendo así, que los dos espejos se conviertan en dos auténticos cuadros naturales y parezcan dos ventanas más de la estancia.
Diseñado por Patricia Ruiz, este proyecto es un espacio con ciertos toques de calidez y tendencia vintage gracia a la elección de colores, materiales y texturas.
El área del comedor se ha situado junto a la ventana. Pero, para evitar que los muebles entorpezcan la visión del exterior, se ha optado por una mesa de cristal transparente que pasa prácticamente inadvertida. El contraste lo ponen seis sillas tapizadas en un llamativo tono mostaza vibrante, con tapicería antimanchas y patas de metal en negro, que aportan mucho color al espacio.
En el área del salón se ha colocado un espectacular sofá en L en tono gris claro repleto de cojines, algunos de los cuales del mismo tono que las sillas del comedor, para cohesionar ambos espacios. De igual modo, la mesa de centro, situada frente a él, también es de cristal transparente, al igual que la del comedor.
Para delimitar esta zona de relax se ha usado una gran alfombra de color crema, a juego con otros de los cojines del sofá.
La pared en la que se encuentra el sofá, y en la que también se encuentran los espejos de ventana, está pintada de un color tierra muy suave, que contrasta con el resto de paredes, en color blanco, al tiempo que le aporta mucha calidez a la habitación.
El resto del espacio se completa con bonitos muebles de madera de chapa de roble y patas de metal en negro, así como de una bonita estantería, también de acero negro. Se trata de un mueble de TV más bajo y una consola más alta, ambas del mismo estilo y material. El mismo que otro pequeño mueble situado en el otro extremo de la habitación, para volver a cohesionar espacios, separados entre sí, pero unificados por un mismo estilo.
El resto de la decoración se complementa con jarrones y elementos decorativos de barro y terracota, así como de varias obras de arte con figuras africanas, que aportan mucho color al lugar.
Por supuesto, tampoco faltan varias plantas. Tanto en la zona del salón, como sobre la mesa del comedor. En el mueble del rincón, como en la estantería de acero. Unas plantas que unifican también el interior con el exterior.
La estancia cuenta con dos alturas. En la parte de arriba hay un pequeño espacio que, en este caso, se usa como gimnasio. Para acceder a él, se llega por una escalera, en cuyo lateral hay una pequeña chimenea moderna. A su lado, para romper con la monotonía de una pared que alcanza los dos pisos, se han hecho varios huecos de obra que aportan algo más de almacenaje, en los que se han colocado elementos decorativos tribales.