Es elegante y sofisticado, con toques de madera que aportan ese estilo rústico que se busca. Cada zona es acogedora por sí sola, pero en conjunto es una delicia.
En una esquina del salón se encuentra una chimenea blanca que cede protagonismo a dos magníficos sofás de tonos claros, situados en L, que invitan a relajarse y a disfrutar de momentos de tranquilidad. Con múltiples cojines de tonos tierra que le aportan, si cabe, más calidez.
Frente a ellos se ha colocado un mueble bajo de TV de chapa de roble. Es un mueble con tres cajones, que permiten tener algo de almacenaje, que combina con la mesa de centro rectangular, también de madera.
En la otra pared, junto a la chimenea se ha elegido una cómoda, también de madera, que aporta algo más de almacenaje, gracias a sus cajones y al espacio inferior en el que se pueden colocar cestas de fibras naturales. Sobre ella, se ha colocado una lámpara de sobremesa con pantalla que aportará luz cálida a una zona, ya de por sí, tan confortable.
Toda la zona está delimitada por una precisa alfombra estampada en tonos grises, en cuyas esquinas se ha situado una planta, una lámpara de pie con pantalla y patas de madera de nogal, y un par de mesillas que quedan entre los dos sofás. Un par de mesillas auxiliares circulares con sobre de madera y pie de metal, donde dejar los libros o el refresco mientras se está en el sofá.
El comedor se ha situado en el hueco que queda entre la escalera, que sube al piso superior, y un mueble de obra en blanco, que aporta mucho almacenaje a la zona.
Para darle más amplitud a la zona, se han colgado un par de espejos de ventana con marco de metal negro, que ayuda a reflejar el espacio, aportando amplitud, y también la luz que entra por un gran ventanal, consiguiendo una mayor luminosidad.
La protagonista indiscutible de esta zona es una preciosa y robusta mesa de roble oscuro, a la que se la ha acompañado por seis sillas de madera maciza de acacia, con asiento de cuerda en negro, muy originales.
La zona se remata con una gran planta, que aporta color al espacio y llena un hueco entre la mesa y el mueble de obra, así como de una alfombra de yute, que delimita la zona de la mesa y las sillas, aportando un toque rústico y natural.
Pero las maravillas de este salón comedor de estilo rústico no acaban aquí. Un gran ventanal da paso a una magnífica terraza que da al jardín, en la que se ha creado otro salón. Esta vez al aire libre. Un espacio encantador, donde la naturaleza se convierte en la mejor compañía.
Realmente aquí no necesitaría nada más, ya que el paisaje es extraordinario. Sin embargo, no es lo mismo mirarlo, que vivirlo. De ahí, que se haya optado por crear un espacio exterior para disfrutar en primera persona del lugar.
Aquí, la diseñadora de Livitum Patricia Ruiz ha optado por un set de jardín, formado por un par de sillones, un sofá de dos plazas y una mesa de centro. Todos ellos de madera de eucalipto, con cojines en tonos beige. Muchos asientos para poder disfrutar en familia o con amigos de este rincón tan encantador.
Esta zona exterior también está delimitada por una alfombra que aguanta todas las inclemencias meteorológicas que le echen. Bonita y práctica que, además, le aporta un toque más de confort y calidez a este espacio exterior.