Una habitación rectangular con suelos de madera y un gran ventanal que permite la entrada de mucha luz natural es el marco con el que contábamos para amueblar y decorar este dormitorio infantil.
Junto a la puerta de la entrada encontramos un armario empotrado de dos cuerpos (uno doble y otro simple) y altillo del que se han conservado las puertas plafonadas de estilo clásico y lacadas en blanco. El armario tiene mucha capacidad de almacenaje, lo que supone un gran desahogo y nos ayuda a mantener toda la ropa de vestir y de cama bien ordenada y fuera de la vista.
Y es que el objetivo de este proyecto era conseguir un espacio despejado y libre de distracciones, que ayude a la niña a mantenerse enfocada en sus tareas del cole y que contribuya a un descanso reparador.
Cuando en una misma estancia se realizan actividades diversas -como es habitual en el caso de los dormitorios infantiles y juveniles-, es muy muy importante zonificar. Zonificar no es otra cosa que dividir el espacio disponible en diversas áreas destinadas a cada una de esas actividades (dormir, estudiar, jugar…) y establecer límites visuales que nos ayuden a diferenciarlas.
Fíjate en cómo se ha llevado a la práctica en este proyecto: ¡con 3 alfombras superpuestas! Se han establecido 3 zonas (una para dormir, otra para estudiar y la tercera para vestirse) y cada una de ellas se ha delimitado con una alfombra. La primera, rectangular y en color neutro, se ha colocado en el centro de la estancia y es del tamaño de la cama para delimitar la zona de descanso. Luego, se han colocado otras dos a lado y lado enmarcando el área del armario y de estudio: estas son redondas, hechas en yute y algodón azul y decoradas con pompones y borlas: son divertidas, introducen una nota de color y ayudan a que el ambiente sea más fresco y juvenil.
Según la psicología del color, el azul aporta calma y favorece la relajación. Por eso se ha utilizado este color, especialmente, en la zona de descanso. La pared en la que se apoya la cama se ha pintado por completo en azul y se ha colocado un cabecero en madera de pino que alterna verticalmente unas lamas en tono natural y otras en azul. Da un toque dulce a la zona de dormir y delimita la cama.
Se ha sustituido la tradicional mesita de noche por un mueble auxiliar tipo cubo con cuatro compartimentos en el que poner algunos libros y unos cestitos de madera para que todo tenga su lugar y resulte muy fácil mantener el orden. Sobre la cama se ha colgado una balda que sirve como refuerzo de almacenaje y para colocar algunos objetos deco. Todo de líneas sencillas pero que crean un conjunto acogedor que invita al descanso.
Sobre el mueble auxiliar que hay junto a la cama se ha apoyado un espejo. De esta forma, además de difundir la luz por toda la estancia y crear amplitud visual, el mueble adquiere una doble función y se convierte en un tocador improvisado.
Los espejos también ayudan a delimitar los ambientes. Fíjate como un segundo espejo, esta vez de cuerpo entero, se ha colocado entre la cama y el armario para marcar el espacio necesario para abrir las puertas y poder vestirse con comodidad.
En la zona de estudio se ha colocado una mesa pegada a la pared para favorecer la concentración y se le ha sumado una silla giratoria con asiento y respaldo tapizados: ¡es súper súper cómoda! Sobre el escritorio debía instalarse un ordenador de sobremesa que ocupa bastante espacio, por lo que se ha escogido un escritorio con cajones para guardar todo lo necesario para el día a día y poder mantener despejado el sobre de la mesa.
La mesa se acompaña de otro módulo tipo cubo que, además de servir de espacio de almacenaje para libros y material escolar, hace de punto de apoyo extra mientras está estudiando.