El resultado son dos propuestas muy parecidas, pero con dos funcionalidades muy diferentes. El espacio es el mismo. Una gran sala con una bonita chimenea en el centro que divide la estancia en dos partes. Frente a ella, un gran ventanal por el que entra mucha luz, que da al lugar la sensación de ser mucho más grande de lo que es en realidad.
Al tratarse de un piso en la playa, los tonos elegidos para la decoración son claros, con toques de madera y muchos materiales naturales. Lo que le aporta ligereza, simplicidad y una mayor amplitud visualmente.
La primera propuesta ha sido crear un salón, un comedor y un espacio polivalente que hace las veces de sala de estar o de dormitorio, según sea la hora del día.
En la pared del fondo del piso se han colocado varios muebles modulares de madera, perfectos para el almacenaje. Así como unas estanterías en la que poder colocar algún objeto decorativo.
Entre la chimenea y esa pared, se ha optado por colocar un par de butacas de borreguito blanco, delimitadas por una alfombra circular de yute, sobre la que también se ha incorporado una pequeña mesa auxiliar de cristal templado y acero en color blanco.
Frente a este pequeño espacio, que hace las veces de sala de estar, es donde se sitúa el comedor. Una bonita mesa de madera con las patas metálicas a la que le acompañan unas sillas de ratán que le aportan un cierto aire playero a este espacio.
Al otro lado de la chimenea, de aspecto rústico al igual que las vigas vistas del techo, se ha situado un sofá cama de dos plazas en color beige, repleto de cómodos cojines. La zona queda ligeramente separada por una bonita estantería de suelo a techo que ayuda a tener más almacenaje. Un rincón muy versátil que permite a sus propietarios tener la casa llena de asientos, listos para recibir a todas sus visitas, y un lugar de descanso para ellos, llegada la noche.
La segunda propuesta es prácticamente igual que la anterior, con algunos cambios. En este caso, el espacio queda dividido en una zona para socializar y en otra, donde descansar.
El mueble modular de madera de la pared del fondo es el mismo. Al igual que el comedor, con la mesa de madera y las sillas de ratán. Sin embargo, en lugar de la zona de estar con las dos butacas blancas, aquí se ha optado por añadir un sofá de tres plazas de color gris y una bonita mesa de centro de madera maciza de mango con las patas de acero en acabado negro. Bajo ellos, una bonita alfombra cuadrada de color claro que, en la propuesta anterior, también se situaba bajo el sofá cama.
Al otro lado de la chimenea es donde se aprecia el mayor cambio. Donde antes había un sofá cama, aquí se ha optado por una cama de matrimonio, con dos mesitas de noche lacadas en blanco y una ropa de cama, que conjunta a la perfección con los tonos verdes, beige y crudos del resto de la decoración.
La parte del dormitorio también está separada un poco del resto gracias a la estantería de suelo a techo, que sin querer, crea dos espacios diferenciados. Por un lado el salón comedor, y por otro, el dormitorio. Una estantería también muy versátil que permite almacenar objetos por ambos lados, sin que se vean entre ellos.
En este segundo proyecto no hay tantos asientos para reuniones como en el proyecto anterior. Aquí se prima el descanso, con una magnífica cama en lugar del sofá. Aunque ello no signifique que quede espacio para diversión.