Un suelo de roble que aporta calidez y dos ventanas verticales que ocupan toda la altura de la estancia y que permiten la entrada de muchísima luz natural son la base neutra con la que contábamos para empezar a trabajar. El dormitorio se divide en dos zonas diferenciadas: un área de descanso y otra de vestidor, en la que encontramos un precioso armario empotrado de dos cuerpos que abasta la pared frente a la cama por completo.
Un espejo de cuerpo entero es más que suficiente para completar el área de vestidor y establecer un límite visual respecto a la de descanso. Se ha optado por un modelo rectangular rematado en la parte superior por un semicíruclo y con el marco en hierro de color negro, lo que le da un aspecto moderno pero mantiene la neutralidad que necesitamos en esta zona para ceder el protagonismo al cabecero de cama.
¡Rompiendo tópicos! En esta habitación de reducidas dimensiones se ha optado por pintar una pared oscura en vez de usar el blanco para ampliar visualmente el espacio. Y es que, bien escogidos, los tonos oscuros generan sensación de profundidad. Aplicando este truco en una única pared -en la que, como verás, se ha construido un cabecero de obra- se consigue la ilusión de un espacio mayor a la vez que se dirigen las miradas a la zona de descanso, la verdadera protagonista de esta estancia.
¿Y si invirtieramos el cabecero en un espacio de apoyo? Los cabeceros de obra son una magnífica opción para dormitorios pequeños. Pueden construirse introduciendo un gran espacio de almacenaje con puertas invisibles en la parte superior o incorporando las mesitas de noche con o sin cajones… tratándose de un mueble a medida, no solo se integra a la perfección en el dormitorio, sino que ¡las opciones son infinitas!
En esta ocasión, se ha optado por crear una preciosa hornacina revestida en madera que cuenta con iluminación interior integrada y que sirve de zona de apoyo extra, liberando las superficies de las mesitas de noche: puedes colocar el despertador, el teléfono, algunos libros, objetos decorativos o, simplemente, ¡lucirla vacía!.
Las mesitas de noche flotantes también son un recurso muy útil para amueblar dormitorios mini. Al dejar el suelo al descubierto, no solo facilitan su limpieza, sino que son visualmente más ligeras que las mesitas tradicionales con patas. En esta ocasión se ha optado por un modelo de estética minimalista con líneas depuradas en madera de abeto envejecida. Cuentan con un cajón con los tiradores integrados, lo que le da un aspecto aún más ligero.
Sobre ellas se han colocado dos lamparitas de sobremesa diseñadas íntegramente en metal con el pie en verde y la pantalla en blanco. Refuerzan la iluminación, tenue y de atmósfera, que proporciona la hornacina y, por su atractivo diseño, suponen un elemento decorativo en sí mismas.
A los pies de la cama se ha colocado un banco que, además de hacer de descalzadora, se convierte en un práctico punto de apoyo extra. Se ha optado por un modelo con estructura metálica y sobre en madera de nogal que incluye una cojín para la zona de asiento en piel sintética de color negro.
La zona del dormitorio queda delimitada por una súper alfombra que da cobijo a todo el mobiliario por completo, incluyendo la banqueta del pie de cama. Se ha optado por una pieza realizada en lana 100% y tejida a mano decorada con motivos geométricos multicolor, en donde se repite el esquema de color utilizado en toda la estancia a base de grises, marrones y blancos.
