Es habitual pensar que, como la mayoría de las celebraciones se desarrollan en el salón y el comedor, no es necesario decorar las otras estancias de la casa. Eso es un error. La Navidad debe llegar a todos los rincones de tu hogar. Desde la puerta de entrada, con una bonita corona de bienvenida, pasando por el recibidor que es donde recibes a tus invitados, hasta el baño o la cocina.
No hace falta que te vuelvas loco, pero un detallito aquí y allí, que recuerde que estamos en Navidad, no está de más. Tus invitados se moverán por la casa, para ir al baño, para ayudarte en la cocina o para jugar con los niños. Así que piensa en poner unas velas aromáticas con aromas navideños en el baño, trapos o delantales con motivos navideños en la cocina, alguna guirnalda en el pasillo, y sobre todo, algún detallito que recuerde la cercana llegada de Papá Noel en el cuarto de los niños.
Los excesos nunca son buenos y como decía la gran Coco Chanel, menos es más. Así que evita atiborrar tu casa de adornos navideños. Elige los adecuados y colócalos con gusto y coherencia. Demasiadas cosas pueden provocar mucho ruido visual, que lo único que hará será deslucir los objetos navideños bonitos que has comprado. Dedícale su espacio a cada uno de ellos para que luzcan y no los amontones.
Por la misma razón, la falta de adornos tampoco es buena idea. Colocar solo un pequeño adorno en un rincón del salón no sirve de mucho. Como todo en esta vida, todo debe estar en su justa medida. Ni mucho, ni poco.
Es uno de los protagonistas indiscutibles de la decoración navideña y, como tal, merece un puesto de honor en tu hogar. Eso de dejarlo arrinconado en un balcón o en un rincón perdido del pasillo es un error. Dale el espacio que se merece, presidiendo el salón o el comedor, en un lugar preferente para que luzca en todo su esplendor.
Procura también que su tamaño se adecue al espacio del que dispones. Un árbol demasiado alto o demasiado grande en un salón pequeño no lucirá como se merece. Y al revés, en un espacio grande no coloques un minúsculo árbol que quede escondido tras el sofá.
Por supuesto que el rojo y el verde son los colores más navideños, pero al igual que en el resto de decoración de tu casa, en Navidad también es bueno seguir las tendencias decorativas y adaptar la decoración a las tonalidades de la temporada. Además, te permitirá variar la decoración navideña cada temporada. Este año se llevan los tonos tierra, destacando sobre todo los tonos cobrizos. Así que ve a por bolas y adornos nuevos y desecha las viejas bolas rojas y verdes.
Aquí también debes de tener cuidado. Tanto el exceso como el defecto son tan malos como en el resto de la decoración navideña. Una mesa lista para celebrar la Nochebuena sin un solo detalle navideño puede romper la magia de esa noche. Ni que sea solo un mantel con motivos navideños.
Pero tampoco hay que volverse loco y colocar tantos adornos sobre la mesa que impidan depositar la comida. Son importantes los detalles, como tarjetas con los nombres de los invitados, alguna vela o alguna rama de pino sobre ella, pero sin exceso. Lo importante de las comidas y cenas navideñas son los manjares y la gente con los que los compartes. Ten siempre eso en mente.