A pesar de tratarse de una enorme mansión de dos plantas de inspiración mediterránea, con nueve dormitorios y 16 baños, la decoración que se ha podido ver es simple y funcional. Nada de decoración ostentosa y palaciega, sino más bien todo lo contrario. Predominan los tonos neutros y claros, las maderas, los tejidos y los materiales naturales, muchas alfombras y mobiliario confortable.
Harry y Meghan han querido mostrar su vida relajada, alejada de la Casa Real inglesa, apostando por un entorno rodeado de naturaleza, incluso con gallinas. Una naturaleza que también se adentra en el interior de esta magnífica casa, con numerosas plantas y flores.
Tanto en el documental de Netflix, como en las transmisiones remotas que ambos han realizado en alguna ocasión, se ha podido ver un enorme sofá blanco, rodeado de numerosos cojines monocromáticos o de rayas, muchos libros, velas y alguna que otra fotografía.
En el salón donde pasan más tiempo, predominan los elementos naturales, como unos puff y varias alfombras de fibras naturales, en tonos beig y tierra, perfectos para jugar con los niños por el suelo. Incluso los juguetes que aparecen de la pequeña Lilibet son de madera y fibras, alejados de los productos comerciales.
El dormitorio es algo más sobrio, con una gran cama de madera maciza oscura, junto a la que se encuentra una pequeña cuna. Señal de que, al menos durante los primeros meses, sus hijos durmieron con ellos en la misma habitación.
Algo más mayorcitos, ya cuentan con su propia estancia. No sabemos si es la de Archie o la de Lilibet, pero aparece un dormitorio infantil empapelado con motivos en verde y en el que se destaca, en una de las paredes, un retrato de Lady Di, para que los pequeños tengan presente a su abuela.
En la cocina, de aspecto algo más rústico, también imperan los tonos claros, con dos grandes islas desde las que preparan deliciosos postres con sus hijos. Una cocina funcional, que denota que no solo es escaparate, sino que también la usan, y no solo el servicio.
La parte más sobria de la casa es quizás el despacho, en el que predomina una madera más robusta y oscura, y en el que destaca una enorme chimenea de piedra.
Una estancia que posiblemente todavía no ha pasado por el tamiz decorativo de la duquesa, ya que, si tenemos en cuenta cómo era la decoración de su casa de soltera en Canadá, las líneas sencillas, los tonos claros y los muebles confortables, eran algunas de sus máximas. Un estilo moderno y funcional, que también ha querido plasmar en su mansión de Montecito, al igual que lo intentará hacer en su residencia de Londres.
Cuando se casaron, Harry y Meghan fueron a vivir a Frogmore Cottage. Una vivienda que también aparece en el documental de Netflix. Una espectacular residencia, junto al castillo de Windsor, que la propia Meghan quiso redecorar para modernizarla y que, como aparece en el documental, ellos mismo pintaron. Se trataba de una decoración algo más rústica, muy del estilo de la campiña inglesa. Sin embargo, su mansión de Los Ángeles presenta un estilo mucho más moderno y minimalista. Un estilo nórdico que apuesta por lo natural, lo esencial y los colores claros, en los que no faltan algunos de sus recuerdos y sus objetos más personales.
La mansión que aparece en el documental “Harry y Meghan” de Netflix ya no es su residencia habitual. Se mudaron a otra mansión cercana a ésta. Pero, esta última adquisición todavía no la hemos podido ver. ¿Tendrá la misma decoración que sus otros hogares o Meghan optará por nuevas tendencias? Tendremos que esperar al próximo documental para poder cotillear un poco.