Si no hay más dormitorios en casa o si decides que, aún habiéndolos, compartan habitación, planifica su diseño teniendo en cuenta que:
es importante que ambos tengan un espacio propio y diferenciado en el que tener su ropa, sus cosas del cole y sus juguetes;
si no son de la misma edad, probablemente sus ciclos de sueño serán distintos. Tenlo en cuenta a la hora de iluminar.
Haz que se sientan protagonistas de la bonita historia de decorar su dormitorio. Aunque sean pequeñitos, es importante que sientan que su opinión también cuenta y que se ilusionen con el proyecto. Escúchalos y deja que te ayuden a escoger algunos detalles: pon un papel pintado de su temática favorita, haz que seleccionen algunos muñecos y colócalos a la vista en algún estante o deja que escojan algunos cojines para las camas.
Para niños de hasta seis añitos, será suficiente con unas camas que midan 140 x 70 cm. En función del espacio disponible y de la forma de la estancia, puedes optar por ubicarlas en el suelo o en altura. Hazlo siguiendo alguno de los siguientes patrones:
En paralelo. Se trata de colocar las dos camitas una al lado de la otra. Puedes hacerlo colocando entre ellas un mueble auxiliar común para los dos como, por ejemplo, una cajonera. Para poner las camas en paralelo vas a necesitar tener una pared de, al menos, dos metros de largo para poder dejar un espacio libre de 60 cm entre las camas. Si la estancia es muy grande, puedes llevar una cama a cada extremo de la habitación y dejar en el centro un gran espacio libre en el que vestirse o jugar.
En altura. Las literas y las camas tipo tren son perfectas cuando el espacio es pequeño o cuando prefieres ganar espacio de almacenaje o zona de juegos.
En línea. Se trata de colocar las dos camas en la misma pared una en línea con la otra. Hazlo de manera que sean los pies de las camitas los que se toquen. Para hacerlo así, necesitas contar con un dormitorio bastante amplio.
Lo decíamos al principio: el dormitorio de los peques es un espacio multifuncional en el que, a veces, cada uno de ellos realizará actividades distintas y en diferentes horarios a los de su hermano o hermana. Para que puedan hacerlas cómodamente y sin incomodar al otro, es importante que cada área de la habitación tenga una luz apropiada y destinada a aquella actividad. Para conseguirlo, además de multiplicar los puntos de luz, instala reguladores de intensidad: de esta forma, la luz se encenderá de manera menos brusca y más cómoda para los dos.
No te preocupes por los metros cuadrados: lo único que importa es que una zona no invada la otra. Analiza el espacio del que dispones y crea áreas diferenciadas para cada uso. Puedes hacerlo, por ejemplo, pintando la pared en la que apoyes los cabeceros de cama en un color distinto al resto. Otra opción muy útil es usar alfombras: por ejemplo, coloca una gran alfombra sobre la mesa de juegos y conseguirás diferenciar este área de la zona dedicada al descanso.
Hazte con varios auxiliares que te permitan tener un lugar fijo para cada cosa: una pequeña librería de pared en la que organizar los cuentos, un mueblecito en el que organizar los juguetes o un gran cesto para los muñecos y peluches. Que cada cosa tenga un lugar estable en el que guardarse es la manera más fácil de que entiendan donde deben colocarlas cuando han acabado de usarlas y te ayudará a explicarles la importancia de las rutinas de orden en casa.
Una tapiz de pared en forma de arcoíris, una cabeza de peluche de uno de sus animales preferidos o un tipi en el que, juntos o por separado, encuentren un espacio en el que conectar con su mundo de fantasía. Introduce varios de estos pequeños accesorios decorativos que te ayuden a hacer de su habitación un lugar mágico en el que desarrollar su imaginación y su creatividad.