Dada su amplitud, se ha optado por crear dos espacios diferenciados, con estilos muy similares que complementan el conjunto. Uno de ellos es una zona de relax. La otra, una preciosa zona de comedor.
En la zona de relax se ha optado por incorporar un conjunto de jardín de seis plazas de madera de acacia maciza, tapizada con tela en color crudo. Un sofá puesto en L, que se complementa con un par de sillones de ratán sintético trenzado, que añaden dos asientos más a la composición. Frente a ellos se ha situado una mesa baja, también de madera de acacia maciza, que forma parte del conjunto del sofá.
A cada uno de los extremos de este confortable sofá, se han colocado plantas. Algo que no debe faltar nunca en una terraza, aportando ese pedacito de naturaleza, aunque estemos en un espacio exterior cubierto.
Sobre el espacioso sofá, se ha añadido un poco de color, con diferentes cojines de varios tonos y estampados. No olvides que, en una composición con muchos cojines, es indispensable que combinen entre sí, y que los de tonos lisos es mejor colocarlos en la parte trasera y lucir hacia delante los estampados.
Completan esta zona de relax, perfecta para esas siestas de tardes de verano o para tomar una copa mientras se charla con amigos, una espectacular pared cubierta de platos decorativos de fibras naturales. Una idea muy simple, con un resultado espectacular, que hacen de esa pared de la terraza el punto focal de la estancia. Son platos de diferentes tamaños y colores, que colocados estratégicamente crean una composición muy llamativa.
Siguiendo el mismo estilo utilizado para el salón exterior, se ha creado un cálido comedor, ideal para las cenas en las noches de calor. El elemento principal de esta zona es una preciosa mesa, de gran tamaño, para albergar a tantos comensales como sea posible. Es una mesa de madera de mango maciza con los pies de metal gris antracita, que le aportan un cierto aire industrial.
A su alrededor, se han incorporado hasta ocho sillas de cuerda trenzada en color beige y patas de acero galvanizado, que son el complemento perfecto de la enorme mesa. Para la comodidad de los invitados, cada una de las sillas cuenta con un cojín a tono con la tapicería del sofá.
Sobre la mesa, se ha colgado tres lámparas de tejido natural trenzado en color negro, que aportan luz a la zona y cohesionan el espacio de comedor.
En un hueco, entre dos ventanales, María Lucía Fiat ha optado por añadir un coqueto aparador, de aspecto industrial, con cuatro cajones y puerta corredera, decorado con letras inspiradas en el mundo del vino. Un mueble que va genial para guardar esas bebidas y copas que tanto nos gustan compartir, así como cualquier otro accesorio que se necesite tener a mano para usarlo en la terraza.
Sobre el original aparador, y para complementar el aspecto industrial de éste, la diseñadora se ha decantado por un espejo tipo ventana, con marco negro, que ayuda a reflejar la luz del sol y da más luminosidad al espacio.
Se ha añadido algún otro elemento decorativo, como algún jarrón de cerámica y unas velas aromáticas, consiguiendo una combinación ganadora. El resultado, tanto de forma individual por zonas, como en conjunto, es una impresionante terraza, acogedora y encantadora, en la que no te importaría pasar todo el día y la noche. En verano y, por qué no, en invierno. Solo se le ha de añadir alguna mantita o plaid en el sofá, y las siestas de las tardes de invierno también pueden ser maravillosas.
