Se trata de un espacio que no es muy grande y, sin embargo, resulta muy funcional y acogedor. Eso se consigue gracias a la elección de colores y materiales, y al hecho de escoger elementos decorativos que, aunque diferentes, están muy cohesionados.
La madera y un espectacular verde turquesa son los protagonistas indiscutibles del espacio. Pero no por su presencia en todos sus elementos, sino por la contraposición que consiguen, entre la calidez de la madera y la frescura del verde turquesa.
La estancia vacía ya contaba con mucha madera. Tanto en el suelo, como en la puerta, como en un mueble empotrado. Así que era necesario incorporar un color que la atenuara. La elección ha sido un espectacular verde turquesa, llamativo y elegante, que se lleva todas las miradas. Se ha adueñado de una de las paredes, encontrando su reflejo en una preciosa butaca, del mismo tono con estructura de acero en negro, que se sitúa en una pequeña zona de lectura.
Pero la incorporación del verde turquesa no se limita ahí. Algo más matizado y para unificar la decoración, también aparece en una bonita lámina colgada de la pared y en un cuadro del color Pallete, situado en una estantería. Así como en una maceta de cemento de una de las varias plantas que se han incorporado al proyecto. La naturaleza que nunca falte. Y más en un lugar de concentración e inspiración como es un escritorio.
La otra protagonista, la madera, también aparece en otros elementos decorativos de la estancia. En la pared verde turquesa se ha colgado una estantería de madera de roble, que contrasta con el tono llamativo. Al igual que una bonita y original estantería de madera maciza de teca reciclada, que se sitúa en una esquina de la misma pared.
Es en esta pared, foco central de la habitación, donde se ha situado el escritorio. Una zona de trabajo formada por una práctica mesa con cajones en color blanco, acompañada de una cómoda silla ergonómica en negro.
Frente a ellas, en la pared opuesta se ha colocado una imponente estantería de hierro negro y madera de mango, perfecta para guardar libros, documentos o lo que quieras. Es un mueble que, por su presencia, agrega un toque distintivo al espacio. Su color negro no es casual. Conjunta perfectamente con la lámpara de pie, tipo flexo, que preside la zona de lectura.
Una pequeña zona de lectura que resulta muy coqueta. En ella, el verde turquesa vuelve a estar presente con la butaca y el cuadro. Y en la que tampoco falta un toque de blanco, que aparece en un puff redondo de lana, que hace las veces de reposapiés. Esta zona está delimitada por una pequeña, aunque útil, alfombra circular que, junto con el puff, incorpora la tendencia bolt, tan en boga esta temporada.
Al ser un escritorio de estilo nórdico está clara la presencia de la madera. Pero también de lo natural. Lo hace a través de un original espejo con marco realizado con algas marinas, con algunos jarrones de terracota aquí y allí, y con la presencia de plantas en varias zonas de la habitación. Un par de sansevieria, que no necesitan muchos cuidados.
También lo hace con un colgante de ratán que, además de proporcionar luz general a la habitación, cohesiona elementos propios del estilo nórdico. Lo natural, el tono de la madera, la calidez…
