A la hora de elegir el color de la oficina, primero debes tener en cuenta algunos factores. Como por ejemplo, si el espacio del que dispones es amplio o muy reducido, si es necesaria mucha concentración para desarrollar tu trabajo o si lo que necesitas son estímulos para aumentar tu creatividad. Según sea tu necesidad, te irá mejor un color u otro.
Es un clásico y siempre es bienvenido. Aporta mucha luminosidad, y eso es importante para no dejarte la vista frente al ordenador. Además, ayuda a ampliar el espacio. También es importante si tu oficina es de dimensiones reducidas.
Es un color que calma y relaja, aporta tranquilidad y sosiego. Así que es perfecto para concentrarse.
Es otro color ideal para oficina, porque además de relajar aporta un toque de elegancia y modernidad a cualquier espacio. Es perfecto para oficinas muy tecnológicas o para lugares de reunión, ya que es un tono sosegado que también invita a la calma.
Es uno de los colores más serenos y, por tanto, ayuda a la concentración y a la introspección. Sobre todo, en sus tonalidades más claras. Aunque también puede usarse en tonos más oscuros, que resultarán muy elegantes. Sea cual sea tu elección, es un color que siempre ayuda a fomentar la calma y el silencio, el relax y la concentración.
Es un color muy agradable que trae la naturaleza al interior. Se relaciona con momentos que nos hacen sentir bien, optimistas y armoniosos, pero también resulta sereno y sosegado. Además, en sus tonalidades más oscuras resulta muy elegante.
Es otro color a tener en cuenta en una oficina. Es un tono que se relaciona con la sabiduría, así que es perfecto para concentrarse y estudiar. Además, transmite tranquilidad y ayuda a relajarte. Eso sí, es mejor incorporarlo en sus tonalidades más claras, ya que sus tonos más oscuros se relacionan mucho con la tristeza, y eso no es bueno a la hora de trabajar.
A priori, uno podría pensar que el amarillo es un color demasiado llamativo y vitaminado para conseguir calma en la oficina. Sin embargo, si lo que se necesita es creatividad, es uno de los colores perfectos, junto con el naranja. Son colores que además aportan mucha alegría y buenas vibras, necesarias para afrontar con optimismo la jornada laboral.
Esos son los mejores colores para el color predominante de una oficina. Sin embargo, olvídate de que todo sea monocromático. Es bueno combinarlos con otros tonos para conseguir decoraciones impactantes.
Por ejemplo, el blanco es un gran aliado para combinar con los otros colores, porque siempre queda bien y ayuda a potenciar esa calma que se busca.
Añadir toques de madera a través de muebles también es una buena idea, porque aporta ese toque de calidez que en ocasiones no se consigue en un espacio tan funcional. Así que no te cortes en incorporar madera a través de alguna estantería, en la mesa de escritorio o en algún archivador.
El metal también es otro material que es bienvenido en las oficinas. Ese toque de modernidad ayuda a conseguir ambientes más equilibrados y sofisticados. Úsalo en las lámparas de la mesa de trabajo, en las patas de la mesa del despacho o en el marco de algunas láminas.
Y para conseguir un plus de sofisticación y elegancia a tu oficina puedes y debes incorporar el negro. Es un color que no es adecuado para pintar las paredes de una oficina, porque resulta demasiado lúgubre y triste. Sin embargo, en pequeñas dosis, es el complemento ideal para elevar la decoración de tu oficina. Incorpóralo con las lámparas, con algún detalle decorativo o con algún mueble puntual.
