El objetivo de este proyecto era construir un espacio funcional, cómodo y agradable en el que convivieran la cocina, el comedor, la sala de estar y un pequeño rincón de trabajo. Partíamos de una muy buena base (suelos de madera de roble, paredes blancas y muchísima luz natural) pero teníamos un condicionante: un pilar exento cerca de la entrada y la ubicación de la cocina.
¿Un pilar en medio del salón? Dejará de ser un problema en el momento en que decidas sacarle partido. Y es que, si te alías con la arquitectura, podrás reconvertir esos espacios aparentemente vacíos y difíciles de aprovechar en un lugar perfecto en el que construir una librería a medida, un mini-rincón de trabajo… ¡o ambos!
Fíjate en cómo se ha hecho en este proyecto: el pilar se ha utilizado para establecer el límite entre el de estar y la nueva zona de trabajo. Para ello, se ha creado una preciosa estantería de obra entre el pilar y la pared sobre la que se apoya el sofá consiguiendo un tabique separador y una bonita librería sin fondo, visualmente muy ligera, y accesible por ambos lados. En el hueco, ha sido suficiente con colocar un sobre de madera para construir el escritorio y una cómoda silla para trabajar a gusto. Súper fácil, ¿verdad?
Al otro lado de la librería se apoya el sofá de tres plazas con chaise longe y reposacabezas reclinables, ¡es hiper cómodo! Tiene las patas altas y está tapizado en chenilla de color crudo, lo que reduce el peso visual del mueble.
Frente a él se ha colocado un aparador fabricado en metal lacado en blanco y con los frentes alistonados en madera de fresno. Tiene una gran capacidad de almacenaje: cuenta con tres puertas (2 dobles y una simple), un cajón y un nicho en el que caben un montón de cosas y que permite mantener las superficies despejadas.
Todo el conjunto queda delimitado por una gran alfombra en color crema, de pelo corto y decorada con motivos geométricos. Sobre ella se ha colocado una mesa de centro bonita y súper funcional: es elevable -lo que permite su uso para algunas cenas improvisadas- y está fabricada en madera de roble y metal lacado en blanco, siguiendo la combinación blanco/madera que rige el diseño de todo el espacio.
Para ganar sensación de amplitud se ha optado por colocar la zona de comedor frente al ventanal. Se trata de un espacio vivido y multifuncional: sus propietarios utilizan esta mesa no solo para comer, sino también para alargar las sobremesas, reunirse, jugar… Por ese motivo se ha optado por llevarla al lugar más luminoso de la estancia y darle mucho mucho protagonismo.
Se ha optado por introducir una gran mesa (mide 180 x 90 cm) en color roble con una pata central en forma de aspa que la hace mucho más ligera visualmente y, a su alrededor, seis sillas con brazos tapizados en gris. Iluminan la mesa dos lámparas suspendidas gemelas con la pantalla redonda en roble y algodón de color beige.