Actualmente son un gran aliado a la hora de separar espacios sin perder la conexión entre ambas estancias. Si tienes dudas de cómo incorporarlas a la decoración de tu hogar, te damos 4 ideas.
La pandemia propició el teletrabajo y más de uno tuvo que ingeniárselas para incorporar en su hogar un espacio de despacho con el que no contaba. No se necesita mucho, solo un rincón en el que poner una mesa y una silla. Sin embargo, la privacidad es otro tema.
Ahí es donde puede entrar en juego una cristalera que separe la zona de despacho o estudio del resto de la casa. Permitirá que la sensación de amplitud no se pierda, pero al tiempo se conseguirá esa privacidad tan necesaria a la hora de hacer videollamadas o llamadas profesionales.
Para muestra, mira este proyecto de Livitum en el que, para crear un estudio de diseño moderno e industrial, se ha incorporado una preciosa cristalera de metal en negro, que combina a la perfección con el resto de la decoración. Con las patas de la mesa de escritorio en metal negro o con una bonita estantería, también de estilo industrial en negro, en la que guardar muchos libros.
Además, a través de ella la luz procedente de un gran ventanal, puede llegar al resto de la casa, llenando de luz natural todo el espacio.
Las cocinas abiertas están de moda. Amplían los espacios y permite que las zonas de ocio del salón y el comedor estén conectadas. De manera que puedes cocinar mientras tus invitadas o familiares están charlando en el sofá sin perderte parte de la conversación. Sin embargo, en ocasiones, es importante cierta separación, para delimitar espacios o para evitar malos olores.
Colocar una cristalera entre la cocina y el salón comedor puede ser una gran idea. Como en este proyecto de Livitum en el que al lateral de la cocina abierta, aquel que da al salón, se le ha añadido una cristalera de cristal y metal, que separa ambos espacios, sin evitar la entrada de luz a la cocina y sin desentonar con el resto de la decoración. Un diseño en el que el beige y el negro son los protagonistas.
Es el mismo uso que se le ha dado a esta otra cristalera. De mayor tamaño, ocupa toda la pared que separa la cocina del comedor y que la sustituye con cristal y puertas correderas.
Aquí, la mesa del comedor está incorporada al espacio de la cocina, solo que separada por una espectacular cristalera, con marcos de metal, que puede abrirse o cerrarse a antojo, para convertirlo en un solo espacio o en dos totalmente diferenciados.
Además, permite diferenciar un poco el estilo de ambos espacios. Por un lado, una cocina muy moderna de tonos grises y blancos. Y por otro lado, un salón comedor de estilo nórdico, en el que predominan los toques de madera y los acabados naturales.
De gran utilidad también resulta una vidriera que separe la zona del dormitorio del baño o la bañera.
Una bañera en el dormitorio queda muy bucólico y romántico. Sin embargo tiene algún que otro inconveniente, como el agua que puede salpicar la cama o la falta total de privacidad. Así que colocar una cristalera que separe ambos espacios puede ser una original forma de diseño, que te aporte todo lo que necesitas. Puedes optar por una cristalera de cristales satinados, que permiten la entrada de luz, pero evita miradas indiscretas. O un cristal ahumado en negro, que también disimula las indiscreciones y se vuelve oscuro, según la incidencia de la luz sobre él.
En el caso de contar con un baño completo, la idea es la misma. Tener un baño en la habitación principal es el sueño de cualquiera, y si su diseño es tan bonito que quieres lucirlo, incorporar una vidriera que lo muestre, puede ser una gran idea. Separará ambos espacios, delimitando el uso de cada uno de ellos, pero permitiendo una fluidez que aportará amplitud y luminosidad al espacio.
