Un bonito suelo de madera clara y las paredes en blanco son el marco neutro ideal para empezar a trabajar en un espacio, ¡y eso es lo que nos encontramos! La sala estaba equipada con algunos muebles de estilo moderno (un sofá blanco, una mesa con el sobre de madera y unas sillas de estilo escandinavo) y vestida con textiles en gris. Sin embargo, esta estancia diáfana en la que conviven recibidor, salón, comedor y cocina, necesitaba un poquito de aire fresco para levantar la decoración y convertirla en un espacio más acogedor y atractivo a la par que práctico.
Para conseguirlo, teníamos dos condicionantes: la presencia de varios pilares y de la escalera de acceso al piso superior. Siendo así, ¿cómo podía aprovecharse al máximo el espacio disponible? Yannik lo ha conseguido, ¡te lo contamos!
Entrando a la derecha, se ha reservado todo el espacio disponible para construir un salón pensado para acoger a varias personas, disfrutar de la compañía… ¡y del cine! Se ha optado por un sofá rinconero -la opción ideal cuando el objetivo es multiplicar los metros de una estancia y optimizar el espacio- tapizado en beige claro para que visualmente resulte menos voluminoso. Frente a él, se ha colocado un precioso mueble TV en madera oscura y de líneas simples y depuradas.
Entre ambos, se ha introducido una mesa de centro que va a permitir que en este saloncito puedan disfrutar de largas sesiones de cine mientras se cena cómodamente. Y es que es una pieza elevable que permite convertirla en una mini-mesa de comedor improvisada que, con toda seguridad, les resultará muy muy práctica
Todos los detalles deco de este salón (las baldas y auxiliares, la lámpara suspendida en el centro, las macetas…) son en color negro, como también lo es la estructura metálica del precioso espejo que se ha colocado estratégicamente frente al ventanal para dispersar la luz por todos los rincones.
La trasera del sofá, junto a la puerta de acceso, permite la construcción de un pasillo imaginario hacia la zona del comedor. Antes de llegar y entre dos pilares, se ha colocado una consola que hace las veces de recibidor. Se ha desplazado hasta este punto para ceder todos los centímetros posibles al salón, la zona de más uso de la estancia.
La consola, de estilo industrial, está fabricada íntegramente en metal negro. Se trata de una pieza muy adecuada para espacios pequeños: solo cuenta con 20 cm de profundidad, por lo que no ocupa prácticamente nada pero es igual de funcional que cualquier otra. Sobre ella se ha colocado un espejo asimétrico, también con el marco en acero negro, que aporta dinamismo a esta pequeña zona de recibidor.
Este juego de consola y espejo permiten la transición hacia el área de comedor, situada frente a la cocina abierta. Se ha creado una zona aparentemente informal, tipo office, sustituyendo dos de las sillas por un banco de madera: de esta forma se consigue optimizar el espacio -el banco ocupa menos que las sillas- y se aligera visualmente el conjunto. Sin embargo, la mesa es extensible, con lo que conseguimos multiplicar el número de comensales que pueden sentarse a su alrededor cuando haya visitas pero dejando libre el espacio en el día a día.
Todo el conjunto de comedor combina la madera con el color negro, incluyendo la preciosa lámpara suspendida sobre la mesa. Se trata de una pieza que consta de cuatro bolas de cristal ahumado y que aporta muchísima luminosidad pese a ser estéticamente casi transparente.
Para completar el conjunto, se han sustituido los antiguos textiles en gris por otros en beis claro: todos los ventanales se han vestido con cortinas y estores de lino lavado, un tejido con el que, además de permitir la entrada de luz natural, se introduce un toque natural a la estancia que contrarresta la posible frialdad de los materiales de estilo industrial, como el hierro, el acero o el cristal.