Madera clara en el suelo, paredes y carpintería en blanco y muchísima luz: este es el marco neutro -¡e ideal!- del que disponíamos para empezar a trabajar en este dormitorio. Está equipado con una cama sobre un canapé de madera lacada en blanco y un súper armario empotrado de dos cuerpos junto a la puerta de entrada.
Sus propietarios buscaban convertirlo en un verdadero refugio en el que desconectar y conseguir un sueño 100x100 reparador. Para conseguirlo, teníamos un condicionante: la presencia de dos pilares en la pared en la que se apoya el cabecero de la cama. Así es que, nos aliamos con la arquitectura e hicimos de ellos un elemento que nos ayudase a zonificar la estancia.
Utilizamos los dos pilares para enmarcar la zona de descanso, compuesta por la cama de la que ya disponíamos y dos mesitas de noche. Centrar la cama entre ellos nos dejaba suficiente espacio a lado y lado de la cama: a la derecha, contamos con un paso generoso entre la cama y el acceso a la terraza. A la izquierda, la distancia es mayor, lo que permite liberar la zona de vestidor y abrir con comodidad las puertas de los armarios.
Este espacio se ha completado con un bonito perchero en forma de escalera apoyado y, frente a él, un espejo de cuerpo entero con el marco en madera natural.
En la zona de descanso, se ha buscado la simetría para reforzar la ilusión de que la cama está en el centro. Se ha hecho colocando un panel de palilleria -esto es, de listones de madera- a lado y lado de la cama. Se han colocado en vertical, buscando la amplitud visual de la zona entre los dos pilares. Al estar compuestos por el mismo número de listones, se consigue un efecto simétrico que ayuda a generar sensación de orden y equilibrio, además de contribuir a crear la atmósfera serena y de recogimiento que buscamos.
Los paneles de madera marcan el lugar exacto en el que deben colocarse las mesitas de noche. Se ha optado por un modelo con la estructura lacada en blanco y los frentes en madera natural. Las patas altas -metálicas y también lacadas en blanco- las hacen visualmente más ligeras, pese a ser dos piezas con una gran capacidad de almacenaje. Sobre ellas se han colocado dos lamparitas de sobremesa con la base de cerámica y la pantalla en bambú que ayudan a crear un ambiente natural.
En el centro se ha colocado un precioso cabecero tapizado en lino de color verde menta y decorado con tachuelas. Se trata de la pieza estrella del dormitorio: aporta un punto de frescor y ayuda a crear un ambiente propicio al relax. El lino es, también, el tejido escogido para vestir el gran ventanal que da acceso a la terraza: se trata de una cortina con una caída muy muy ligera. Todo el conjunto de la zona de cama está delimitado por un gran alfombra en color crema y decorada con motivos geométricos.
