Con estas cinco claves que hoy te compartimos, verás que no es nada complicado sentir ese regocijo del que hablamos.
Dicen que las casas son un reflejo de la personalidad de sus dueños y es que, cuando la decoración está bien planteada, siempre es así. Es por eso que nuestro primer consejo es que, antes de fijarte en qué es tendencia o de intentar imitar una casas de revista, haz el ejercicio de observar cómo eres tú y qué necesitas de tu casa en tu día a día.
Tus gustos personales, tu profesión, tus aficiones, tu carácter… todo ello puede (¡y debe!) influir en la decoración de tu casa. El hogar es donde descansamos, donde podemos expresarnos de la forma más natural y desenfadada, donde muchos crean y proyectan sus ideas. Es por ello que su organización y decoración debería estar pensada para favorecer todos estos estados.
Por ejemplo, si te gusta pintar o hacer ejercicio, puedes adaptar rincones de tu casa y dedicarlo a tu pasión. Así, además de reflejar tu estilo de vida a través de los objetos, tener ese espacio disponible te invitará a practicar más tus aficiones. En vez de tener una esquina con un sillón en el que nunca te sientas, quizá puedes tener ahí tu rincón de creación o de práctica.
No importa el tamaño de tu casa, la clave es no abarrotarla de muebles. Por muy grande o pequeño que sea un espacio, según como diseñemos la distribución obtendremos una sensación de apertura y libertad o de enclaustramiento y agobio. Está claro que, para una buena salud mental, un espacio abierto es muy preferible.
Poder circular libremente por tu casa es una de las claves para sentirte a gusto. Es por eso que, cuando escojas los muebles debes intentar no llenar todo el espacio disponible. En este caso, la regla de “menos es más” debería ser como un mantra para conseguir ambientes diáfanos que aporten esta sensación de libertad.
Además, pensar el estilo decorativo desde esta intención conjuga muy bien con tomarse la sencillez como punto de partida. Si la base de nuestra decoración son muebles de líneas simples, en vez de formas o colores muy particulares, tendremos mucho margen para incorporar elementos decorativos más personales. En este sentido, los materiales que escojamos son también muy importantes. La madera, el corcho, el mármol o el mimbre aportarán una gran calidez sin recargar el ambiente.
Es mucho más fácil añadir detalles decorativos como alfombras, cojines, velas o jarrones en un salón con un sofá de color beige y una mesa de centro sencilla de madera. De este modo, dejamos mucho espacio a la creatividad y al cambio: cuando nos cansemos, por ejemplo, de una alfombra persa, la podemos cambiar por otra de otro estilo, lo cual es mucho más fácil que cambiar el sofá.
Muchas veces vemos una casa ajena y sentimos una calidez que no sabemos de dónde viene. Probablemente sea porque la luz natural está muy bien aprovechada. La luminosidad es un elemento crucial y que muchas veces queda olvidado y, no solamente sirve para ahorrar electricidad (que ya es mucho), sino que la luz natural realmente aumenta el bienestar y realza todos los demás aspectos positivos.
Los espacios oscuros siempre parecen más pequeños y los detalles de color quedan desdibujados. No te preocupes si tu casa no tiene un gran ventanal, se puede conseguir el mismo efecto con algunos trucos. Por ejemplo, pintar de blanco paredes y techos es una gran forma de aprovechar y multiplicar toda la luz natural que entre en la casa. También poner unas cortinas o un estor de color blanco ayudará a obtener el mismo efecto.
El orden es otro gran olvidado de la decoración. Y es que, por mucho que nos esforcemos en incorporar detalles originales o objetos de diseño, si tenemos la casa hecha un desastre la magia se rompe muy rápidamente.
Es por eso que es tan importante mantener la casa ordenada y, para ello, existen también muchos trucos. No nos pondremos en plan Marie Kondo, pero aquí van algunos:
Por último, no debes olvidar añadir a tu decoración elementos naturales. En este sentido, las plantas son las reinas a la hora de hacernos sentir a gusto en casa. Tanto si las tienes repartidas por casa, como si les dedicas un rincón solamente para ellas, darán una sensación de vida y frescura incomparable.
Pon un par de plantas tropicales en el baño: es el ambiente húmedo perfecto para ellas y le dan un toque muy original a esta parte de la casa que rara vez se decora como se merece.
Considera también otros elementos naturales que pueden dar un toque de calidez y originalidad a tu decoración. Los troncos erosionados por el agua de mar, por ejemplo, tienen una textura muy especial, y las piedras volcánicas pueden ser toda una pieza de arte o un tope para una puerta.