Si no estás convencido de ello, echa un vistazo a estos 10 salones decorados en greige.
El suelo en tono grisáceo ya condiciona la decoración del espacio. Para potenciarlo, las vigas y la columna que separa la cocina del salón y el comedor también se han pintado de gris. El mismo color elegido para los muebles de la cocina. Para matizarlo un poco y que no resulte demasiado frío, se ha optado por una decoración en beige en un precioso sofá y una alfombra, que combinan a la perfección con los tonos madera de los muebles. Las paredes están pintadas de ese magnífico color greige, que cohesiona todo el espacio.
En este otro salón, el greige también ha sido la elección para pintar las paredes. Un tono que, al combinarse con muebles y detalles en blanco, así como con elementos en beige, crean un ambiente muy relajado.
Se ha usado un tono beige muy claro, para que no destaque demasiado sobre una paleta tan clara, pero se ha incorporado un toque de sofisticación a través de detalles en dorado. Como las patas de la mesa de centro o las lámparas situadas sobre la isla de la cocina.
La neutralidad de tanto color claro se contrasta con algunos toques de madera. En un espejo de ventana con marco de madera y en paneles de listones de madera, situados estratégicamente en el salón, para dar calidez al espacio.
En estancias en la que hay mucha entrada de luz natural, el uso del greige ayuda a conseguir que, en ciertas horas del día, según sea la incidencia del sol, el color de la estancia cambie de color. Eso no es nada malo, al contrario. Con ello consigues ambientes muy acogedores.
En este diseño de la diseñadora Samanta Fernández para Livitum, la frescura de un gris muy claro en las paredes se combina con el beige, presente en el sofá y en la tapicería de las sillas del comedor. La cohesión entre ambos colores se consigue con muchos cojines situados sobre el sofá entre los que se combinan los grises más oscuros, con los tonos tierra y, por supuesto, algún tono greige.
El uso del tono greige consigue crear estancias que invitan a la calma y al sosiego. Son ambientes muy relajados en los que a uno le encanta pasar mucho tiempo. Por eso es uno de los tonos más usados en espacios como el salón. En este caso, al combinarse con una cocina abierta en tono gris oscuro, la decoración del salón se ha matizado, usando tonos más suaves, como el blanco en las paredes y muebles, el gris en un bonito sofá que preside la habitación y en la tapicería de las sillas del comedor, y toques en beige y tonos naturales para los detalles, como las cortinas y diferentes cojines, cuyos colores van del beige, al verde menta hasta llegar al marrón.
El greige es un color que resulta muy natural. Tanto es así que, si lo combinas con madera y con detalles orgánicos, puedes conseguir resultados tan fluidos como los de este salón.
La decoración es relativamente sencilla, pero la elección de los muebles es lo que marca la diferencia. ¿No te encanta la mesa de centro o la mesa auxiliar elegida? Unos paneles de listones de madera en la pared para dar un toque de calidez, unos toques en negro para aportar algo de elegancia y muchos cojines en tonos beige, gris y greige, y consigues un espacio cálido, sofisticado y moderno sin mucho esfuerzo.
A ese tándem perfecto que hacen el beige y el gris en decoración, si le sumas el uso de madera, consigues sí o sí espacios que invitan al relax y al recogimiento. A esas tardes de lluvia frente al televisor viendo tu serie preferida o a esas reuniones con amigos con largas conversaciones.
Echa un vistazo a este proyecto de la diseñadora Patricia Ruiz. Una pared repleta de listones de madera es el punto focal del salón. Al que se le han incorporado un par de sofás en gris, repletos de cojines para hacerlo más confortable, también en tono gris y beige, mesas auxiliares de tono madera natural y una original butaca, que combina madera y gris oscuro.
Otra de las ventajas de decorar en tono greige es que se adapta a cualquier estilo. Ya sea un rústico, un nórdico o un espacio moderno, como este proyecto de Livitum. Aquí se ha elegido un tono beige para las paredes, para combinarlo con una decoración en la que predomina el gris con toques en negro. El resultado es un espacio sofisticado y elegante a partes iguales.
La serenidad que transmite la combinación del beige y el gris se puede trasladar a cualquier estilo. También el rústico, aunque no te lo creas. Mira este proyecto de María Solbes, donde un espacio repleto de madera y elementos rústicos se ve matizado por el uso del greige y la combinación de elementos grises y beige en ciertos elementos de la decoración. Como el gris en el sofá o la alfombra, o el beige en las sillas del comedor o los cojines del sofá.
Otra de las ventajas del greige es que a sereno y elegante no le gana ningún otro color. Tanto es así que, al pintar una estancia de ese tono, si no quieres, no necesitas mucho más. Viste las paredes con pocos colores y le aporta una elegancia innata al lugar. Porque muchas veces es tan solo eso, usar la sencillez para conseguir espacios encantadores.
Usar tonos neutros como base de la decoración es siempre una buena idea. Los toques de colores más vivos o el uso de otros materiales es mejor usarlo en otros elementos, como los muebles o los objetos decorativos. De ahí que el greige se postule como uno de los tonos ideales para las decoraciones más neutras. Aporta esa simplicidad para ser un lienzo en blanco en el que decorar, pero sigue teniendo ese matiz cálido que le aporta prestancia y confort a cualquier espacio. Luego ya añadirás otros elementos naturales para amplificar ese confort, con muebles de madera o una preciosa chimenea, como en este salón diseñado por Patricia Ruiz.