Tanto si necesitas crear una nueva zona de estudio para tus peques, como si ha llegado el momento de renovarla porque ya se han hecho mayores, las siguientes líneas te servirán de orientación. Siguiendo estos sencillos consejos aprobarás seguro, ¡y con nota!
Es importante que los peques dispongan de un lugar fijo en el que realizar las tareas escolares a diario. Y es que identificar un espacio concreto de la casa con el trabajo predispone nuestro cerebro a estudiar y, por tanto, facilita la concentración. Quizás no dispongas de una habitación vacía o en desuso que puedas reconvertir en estudio. Así es que, sea dónde sea que lo ubiques, procura que sea un espacio tranquilo, bien aireado, sin ruidos y en el que resulte fácil evitar distracciones.
Probablemente, la zona de estudio estará ubicada en su habitación. Los dormitorios juveniles son las habitaciones multifuncionales de la casa por excelencia: es el lugar en el dormir, vestirse, reunirse con los amigos, estudiar… Siendo así, es muy importante que delimites el espacio dedicado a realizar cada una de estas actividades para favorecer el descanso, la concentración o, en definitiva, que se mantengan enfocados en aquello que estén haciendo sin que el resto del entorno los distraiga o incomode.
No te preocupes por los metros cuadrados: lo único que importa es que una zona no invada la otra. Analiza el espacio del que dispones y crea áreas diferenciadas para cada uso.
Verdes, azules, rosas y amarillos: estos son los colores que, según los expertos, favorecen la concentración. Utilízalos en la zona de estudio combinados con bases neutras (blanco, beis, gris…) para crear un ambiente sereno y agradable.
Introduce el mobiliario básico asegurándote de que es lo suficientemente funcional, cómodo y que va a permitirle mantener el orden con el menor esfuerzo. Va a necesitar:
una mesa con espacio suficiente para trabajar a la vez con libros, libretas y el portátil, asegurándote de que puede mantener la distancia adecuada entre los ojos y la pantalla. El fondo ideal para un escritorio es de 60-65 cm.
una silla ergonómica: con o sin ruedas, pero que le permita mantener una postura correcta durante las horas de estudio. ¿Lo imprescindible? Que proporcione un buen apoyo en la zona lumbar y que sea regulable en altura para que pueda adaptarla a las medidas de la mesa.
una librería o estantería con baldas lo suficientemente robustas como para soportar el peso de un montón de libros.
accesorios de pequeño almacenaje para facilitarle la tarea de recoger todo el material al final de la jornada de estudio. Recuerda: cada cosa debe tener su lugar.
Si la distribución de la estancia lo permite, coloca el escritorio frente a la ventana para aprovechar al máximo la luz natural. Luego, añade un punto de luz de sobremesa sobre el escritorio. La mejor opción es colocar una lámpara articulable y orientable en el lado contrario al de la mano con la que se escribe para evitar que se generen sombras molestas. ¡Por cierto! Opta por una luz LED neutra o blanca y asegúrate de que no parpadee para evitar el cansancio visual.
No pienses en la zona de estudio en casa como si se tratase de una (fría) oficina: dale un toque de hogar introduciendo una cortina en algún tejido orgánico (lino, algodón…), accesorios en fibras naturales (como un cesto de almacenaje) y, muy especialmente, algún elemento relacionado con los intereses de tus hijos. Es un espacio pensado para ellos y es muy importante que se sientan bien, que sea un lugar en el que les guste estar. Recuerda: lo más importante es que el espacio se adapte a ellos y no al revés.