De esta forma la decoración ayuda a su aprendizaje mediante el juego, a moverse en total libertad y a que se sientan cómodos en su espacio.
Si estás pensando en crear una estancia que siga el estilo Montessori para tus hijos, toma nota de 5 claves que deberás incorporar sí o sí en su decoración.
El niño es el protagonista de esa habitación, su usuario principal. Por tanto, debe estar hecha de manera que todo esté a su alcance. No puedes poner una cama a la que no pueda subir él solo, ni un armario tan alto al que solo puede acceder a los primeros cajones. Todos los muebles deben estar a su altura, para que sea el niño el que pueda alcanzar todo aquello que quiera y utilizarlo a su antojo. De esta forma fomentarás su independencia y no dependerá de nadie.
Puedes poner la cama a ras de suelo, utilizar sillas y mesas pequeñas, cajoneras bajitas y colgar las estanterías, donde están sus juguetes o libros, a una altura que el niño los pueda alcanzar.
Aprender jugando es una de las máximas del método Montessori. Normalmente, los niños juegan en el suelo. Aunque tengan una mesa para dibujar o una silla para leer, es muy probable que acaben tumbados en el piso. Por ello es fundamental que éste sea cómodo y calentito. Es preferible que sea de madera, pero si no es posible, apuesta por alfombras. Y no olvides añadirles unos cojines para que se diviertan y se sientan más cómodos.
El método Montessori busca incentivar la creatividad del niño y que desarrolle su imaginación. Así que apuesta por juguetes con los que pueda imaginar, construir o soñar. Los juguetes de madera son una buena idea, así como tener una mesa o un pupitre en el que pueda pintar y crear sus obras maestras.
No abarrotes la habitación de cosas innecesarias, ni de muchos juguetes. Se busca un espacio tranquilo y relajado en el que el niño desarrolle sus actividades en total libertad y sin impedimentos. Que no encuentre obstáculos para poder jugar como él quiera.
Ayuda a su aprendizaje con láminas educativas, en la que aparezcan letras, números, animales o mapas, por ejemplo. De esta forma, sin querer, irá asimilando su contenido y aprenderá cosas del mundo que le rodea. No olvides situarlas a la altura de su mirada, nada de decorar para ti. Y si puedes, incorpora un espejo, ya que le permitirá conocer su cuerpo, ver sus movimientos y aprender de sí mismo.
El aprendizaje requiere calma. Por eso es fundamental crear un ambiente relajado y tranquilo. Apuesta por colores neutros para las paredes. Hablamos de un blanco, un beige, tonos pasteles o grises claros. Nada de colores estridentes que puedan alterar su calma. Y opta por decoración natural en la que prime la madera o los tejidos de algodón. Aléjate del plástico y evita los juguetes estridentes que emiten sonidos cansinos que solo molestan y no aportan nada.
La habitación del niño debe ser su lugar preferido y su referente. Es importante que le quede claro al pequeño la función de cada espacio. Así que separa la habitación por zonas. El lugar donde se duerme, el lugar donde se juega, el espacio en el que se lee…pero sin imposiciones. Su libertad es lo primero para poder crecer de forma independiente, a su ritmo y sin la ayuda de nadie.
Al buscar esta independencia del niño, que no tenga que pedir ayuda a sus padres para jugar, dibujar o coger un libro de la estantería, es muy importante que los objetos y muebles de la habitación no puedan causarle ningún daño. Evita los muebles con esquinas afiladas, los cajones que no se pueden abrir fácilmente o la estantería medio suela que le puede caer a la cabeza.