Si sufres alergias, debes asegurarte que el ambiente en casa es inocuo. Así es que ahí van 4 recomendaciones básicas para que chequees tu casa y te asegures de que, además de bonita, es un espacio seguro que cuida de tu salud.
Ten en casa solo aquello que te resulte verdaderamente útil y que aporte algo positivo a tu forma de estar en casa. Hacerlo no solo te ayudará a mantenerte enfocada, sino que limpiar y mantener el orden te resultará mucho más sencillo: un espacio desordenado es más difícil de limpiar, lo cual te restará tiempo, energía y salud. Cuanto menos cosas tengas, menos posibilidades hay de que el polvo u otros alérgenos se acumulen. Pregúntate qué es lo esencial para ti, qué papel juegan las cosas que tienes en casa y deshazte de las que no necesites: puedes regalarlas, venderlas o desecharlas si crees que no están en buenas condiciones.
Es importante que retires y guardes todo aquello que no sea esencial pero de lo que no quieras desprenderte -como alfombras, cortinas, libros, los peluches de los peques u otros objetos que no sean de uso habitual- para que no se deposite el polvo, especialmente en las estancias en las que pasas más tiempo cuando estás en casa.
Evita, en lo posible, los materiales sintéticos. Sustancias como el bisfenol A y los ftalatos que se utilizan para la fabricación de plásticos pueden ser tóxicos. Reducirlos al máximo es bueno para tu salud y estarás desarrollando tu conciencia eco.
Opta por suelos de madera y camina descalza. Los pavimentos de parquet son más fáciles de mantener y, al tener menos juntas que los tradicionales, evitan que el polvo se acumule en ellas. Aún así, acostúmbrate a dejar los zapatos en la entrada al llegar a casa para mayor seguridad: evitarás que los patógenos acumulados en las suelas se distribuyan por todas las estancias. Además, al estar el suelo limpio, podrás caminar descalza por casa, lo cual es saludable para la espalda, fortalece los músculos del pie, mejora la circulación sanguínea, potencia nuestro sentido del equilibro y ¡es un verdadero placer!
Pinturas minerales y barnices al agua: están formulados a partir de materiales inocuos, inodoros -por lo que podrás utilizar la estancia casi de inmediato- y libres de compuestos orgánicos volátiles (COV), lo que significa que no emiten sustancias tóxicas. Evita las pinturas plásticas que, por tener una base orgánica, propician la aparición de humedades y moho. Recuerda que la función de los barnices -al igual que las imprimaciones- es la de sellar las superficies porosas para reducir la acumulación de alérgenos sobre ellas.
Papel pintado hipoalergénico. Existe en el mercado una amplia gama de papeles pintados libres de plásticos, disolventes, tintas perfumadas y fibras de vidrio. Opta por ellos, especialmente, si vas a usarlo para decorar una habitación infantil.
Revisa el estado de los cerramientos. Si las puertas de balcones y ventanas cierran bien y de manera hermética, podrás controlar de manera más precisa la renovación del aire en las estancias.
El calor por radiación: el más seguro si sufres alergias. El calor irradiado no remueve el aire, por lo que el ambiente de la estancia se reseca menos. Además, este tipo de climatización es la que genera una mayor sensación de confort: estarás calentita y cuidarás de tu salud.
Colchones, almohadas y ropa de cama antiácaros. Si no tienes un colchón antiácaros, hazte con fundas hipoalergénicas y transpirables para proteger los colchones y las almohadas. Para las sábanas y fundas nórdicas, opta por fibras naturales como el lino o el algodón 100%. Una última recomendación: cambia la ropa de cama todas las semanas.
Uno de los principales agentes contaminantes en casa son los productos de limpieza: la toxicidad de sus componentes aumenta el riesgo de padecer alergias. Para minimizar su efecto, redúcelos al máximo o, si puedes, elimínalos por completo de tu rutina de limpieza semanal y, ¡pásate al vapor!
Limpiar con vapor es sinónimo de limpiar sin productos químicos que pueden ser tóxicos. La presión y las altas temperaturas con las que se trabaja con vapor permiten que se desprenda toda la suciedad incrustada sin dejar residuos y actuando como un potente desinfectante en cualquier superficie. Además de ayudarte a proteger tu salud, es un sistema de limpieza sostenible para el medio ambiente y te ayudará a rebajar el gasto mensual que realizas comprando todo tipo de productos de limpieza.
Recuerda que también puedes utilizarlo para hacer la colada en caso de que tu lavadora cuente con un programa especial de lavado con vapor. En caso contrario, lava la ropa a la temperatura más alta (60ª) y procura no utilizar suavizantes.
No ventiles la casa ni a primera hora de la mañana ni a última hora de la tarde: es el momento en que hay una mayor concentración de polen. Hazlo al mediodía y solo un ratito: 15 minutos será suficiente. Hazlo también en el baño: recuerda que la humedad condensada después de las duchas puede generarte problemas respiratorios.
¡Fuera humos! No fumes en casa ni enciendas chimeneas ni estufas de leña.
Evita los ambientadores artificiales. Si necesitas eliminar malos olores es mejor ventilar la estancia que enmascararlos con un producto que, al igual que pasa con los detergentes y limpiadores, contiene tóxicos que no van ayudarte a respirar un ambiente más limpio. Puedes usar un humidificador o crear tú misma un ambientador natural.
¡Llena la casa de plantas! No solo son bonitas, sino que entre los múltiples beneficios de tenerlas en casa, ayudan a purificar el aire interior. Sin embargo, tienes que tener cuidado con aquellas que eliges, ya que no todas las especies son adecuadas: las palmeras de bambú, las hiedra, los ficus, los cactus, aloes o suculentas son perfectas !y muy muy decorativas!