Sabemos que da pereza y que, malgastar tu escaso tiempo libre en tareas domésticas, no es precisamente algo que guste. Pero tenemos algunos trucos para que esa tediosa labor te sea menos pesada.
Lo mejor es no dejar que la suciedad y el desorden nos desborden. Eso de dejar para mañana lo que puedes hacer hoy, lo único que conseguirá será tener que hacer una larga jornada de limpieza. Perderás mucho tiempo y eso te provocará que odies limpiar más todavía, si cabe, de lo que ya lo odiabas. Lo mejor es ir limpiando a diario. Aunque no te lo creas, la mayoría de tareas se pueden hacer en 10 minutos, si tu hogar está relativamente impoluto. De esta forma, si lo incluyes en tu rutina diaria, conseguirás mantener tu hogar libre de suciedad, sin mucho esfuerzo.
Mantener el orden en tu hogar es fundamental para dar la sensación de mayor limpieza. Por muy limpia que esté tu casa, si todo está manga por hombro, parecerá desaliñada y sucia. Aquí debes aplicar la misma norma anterior. Te cuesta poco recoger diariamente lo que has desordenado y no te darás ni cuenta. Mientras que si acumulas trastos y papeles aquí y allá durante toda una semana o un mes, la tarea puede ser muy tediosa, cuando decidas ponerte a ello.
La cocina es el espacio de tu casa en el que se acumulan más gérmenes. Más incluso que en el baño. Por lo que tenerla limpia, es primordial.
Como dicen los mejores chefs, lo mejor es limpiar sobre la marcha cada vez que se cocina, para despejar el espacio. Pero más allá de eso, una vez al día deberías empezar ordenando y despejando las encimeras. Desinfectar el fregadero con agua y jabón. Y, para que los grifos brillen como los chorros del oro, humedecer un paño con vinagre con el que los envolverás y dejarás actuar entre 30 y 40 minutos. ¡Quedarán relucientes! Para el final, es mejor dejar la limpieza de los fogones. Es una tarea muy engorrosa, a la que debes dedicar más tiempo, pero tan necesaria como las otras para desinfectar el lugar en el que cocinas.
No olvides limpiar la nevera de vez en cuando y, una vez a la semana, es recomendable también limpiar el lavavajillas. Lo mejor es poner un ciclo de lavavajillas vacío con un producto de limpieza que limpie todo su interior y haga desaparecer los posibles gérmenes. Para un plus de desinfección, puedes añadir un poquito de lejía.
El baño es otro de los lugares que más se ensucia porque lo usamos a diario. Uno de los mayores incordios es la mampara de la ducha y esas horribles gotitas secas que ensucian el baño. Lo mejor es secarla cada vez que la usamos. Es un engorro, pero a la larga saldrás ganando y tu baño lucirá perfecto cada día. Un truquito, frota una cucharita de aceite de limón en el cristal dos veces al mes y eso ayudará a que el agua resbale y no deje marcas.
Siempre que limpies una habitación has de empezar por las partes más altas e ir bajando. De esta manera, la posible suciedad que se te escape caerá hacia abajo y podrás recogerlas al barrer el suelo.
El no tener productos de limpieza en casa no es excusa para no limpiar. Hay infinidad de trucos que aplicaban nuestras abuelas que siguen siendo tan infalibles como entonces. Si se te ha acabado el limpiacristales y te da pereza bajar a la tienda, puedes limpiar los espejos con una patata cortada por la mitad, después pásale un paño humedecido en agua y vinagre y sécalo con un trapo sin pelusas, o mejor aún, con un periódico.
Para las manchas de grasa derramadas en la tapicería de las sillas del comedor o del sofá, aplica polvos talco o tiza, déjalo que absorba la mancha un tiempo y retira el producto con un trapo seco. La mancha desaparecerá por arte de magia.