Aunque no lo creas la decoración de tu dormitorio es fundamental para dormir más plácidamente. Aspectos que pueden ayudar a relajarte y a desconectar más fácilmente para conciliar más rápidamente el sueño y que éste sea mejor y más reparador.
Al ir a dormir, lo que necesitas es relajarte. Así que encontrarte con un dormitorio desordenado, no te ayudará. Puede que no te importe tener la ropa tirada sobre la silla, porque eso va con tu carácter, pero mentalmente tu cabeza te dice lo contrario y el sueño tardará más en llegar. Dedica unos minutos a recoger y mantener el orden. Es algo muy sencillo con lo que conseguirás, aunque no lo creas, un gran beneficio.
En el mismo sentido que en el anterior, evita el ruido visual. Muchos elementos en un dormitorio pueden distraer demasiado tu atención a la hora de encontrar el relax. En esta habitación debes aplicar el menos es más, para poder conciliar el sueño con más facilidad.
Al dormitorio se va uno a relajarse tras una larga jornada de trabajo, así que debe ser el rincón zen de tu hogar. Aunque te gusten los colores llamativos, es mejor que huyas de ellos en este espacio. Necesitas colores suaves que inviten a la calma y al sosiego, no tonos demasiado alegres que te alteren tus biorritmos. Los tonos neutros, los tonos pastel y los colores suaves son ideales. No se te ocurra poner un rojo o un naranja que, aunque vibrantes, pueden alterarte.
Los momentos previos a dormir también son importantes. Si consigues estar más tranquilo antes de acostarte, te será más fácil caer en los brazos de Morfeo. Por eso, una iluminación adecuada para el dormitorio es fundamental. No es buena mucha luz, porque puede avivar tus sentidos, así que apuesta por una iluminación matizada y, a poder ser cálida, que ayudará a que caigas rendido en la cama sin mucho esfuerzo.
Del mismo modo, usa cortinas opacas o persianas para evitar que el sol de primera hora de la mañana te despierte. Aunque seas muy madrugador, en ocasiones querrás dormir hasta tarde.
En el caso de las cortinas es buena idea que juegues combinando unos visillos, que durante el día dejen pasar la luz y te den privacidad, con unas cortinas más gruesas que puedas correr por la noche, para evitar el sol de madrugada.
Aunque resulte obvio, no olvide invertir en una buena cama y sobre todo en un buen colchón. Un buen descanso es importantísimo para tu día a día y una mala cama o un mal colchón pueden arruinar tus horas de sueño, además de adquirir malas posturas o tener dolores musculares.
Aunque es común tener un televisor en la habitación, las pantallas no son buena compañía antes de ir a dormir, ya que la luz azul que desprenden afecta al ciclo de sueño. Es mejor dejar las tablets, el móvil o la tele en el salón, ya que se recomienda no usar este tipo de aparatos al menos una hora antes de acostarse. En su lugar, coge un buen libro o escucha música relajante que ayudará a calmar tu mente.
A la hora de relajarnos intervienen todos nuestros sentidos, incluido el olfato. Por eso es muy importante que tu dormitorio tenga un aroma agradable. Nada estridente, porque si no tendríamos el efecto contrario. Añade velas perfumadas, ambientadores suaves, ventila habitualmente o quema un poquito de incienso antes de acostarte.
Y no olvides unos textiles adecuados. La ropa de cama es tan importante como la propia cama o el colchón. Unas sábanas suaves y gustosas te ayudarán a conciliar el sueño mucho más fácilmente que unas sábanas rugosas o raídas.