Otros elementos como unos colores poco armoniosos entre ellos, unos muebles de estilos diferentes que no combinan o elementos decorativos que desentonan con el resto pueden hacer que una estancia esté repleta de ruido visual.
Un problema que no solo afecta a la armonía y al orden de una casa, sino que también a sus inquilinos. Tu hogar es tu mejor refugio. El lugar al que vuelves tras una larga jornada para relajarte y descansar. Por tanto, debe ser un lugar armonioso y relajado en el que te sientas a gusto. Si tu casa está desordenada, abarrotada de trastos o con colores estridentes que no combinan entre sí puede afectarte anímicamente, provocarte dolores de cabeza, mal humor, cansancio o insomnio, entre otras cosas.
Conseguir que tu hogar carezca de ruido visual es sencillo. Tan solo debes aplicar unos cuantos trucos que te permitirán disfrutar de una casa armoniosa y conseguir un mejor bienestar para ti.
Intenta mantener la casa ordenada y limpia. Sabemos que a veces es complicado, sobre todo si hay pequeños por casa, pero un buen orden y una buena limpieza son imperativos para conseguir un ruido visual cero.
Presta atención a aquellos lugares donde el desorden es más fácil que se desmadre. Como los percheros de la entrada en los que, sin querer vas acumulando bolsos y chaquetas. En las mesas de centro o del comedor, en las que siempre dejas las llaves, el móvil y la cartera. En el lavabo, donde tu maquillaje rara vez queda guardado en un cajón. O en el escritorio, en el que la mesa de despacho suele ser un auténtico campo de batalla entre papeles, libros y documentos.
Aplica la regla del menos es más, evitando aquellos muebles u objetos decorativos que no te aportan nada y solo hacen que abarrotar un espacio pequeño y rompen el equilibrio. Aunque sea un presente de tu madre o un cuadro heredado de tu abuelo, si no combina en tu hogar, es mejor deshacerte de ello o guardarlo en un armario. Procura decantarte por muebles funcionales y sencillos.
El equilibrio de una estancia es fundamental para evitar el ruido visual. Tanto en las proporciones de los muebles, como en el estilo utilizado, como en los colores escogidos. Procura no colocar muebles muy grandes en estancias pequeñas, ni objetos decorativos muy pequeños en espacios muy grandes. Combina los estilos decorativos afines y no intentes innovar mezclando estilos opuestos, que no se ayudan entre sí.
Respecto a los colores es bueno aplicar la llamada regla del 60-30-10. Aquella en la que debes escoger un color dominante y aplicarlo en el 60% del espacio, un secundario para ocupar el 30% y un tercero, quizás el más llamativo, para incorporarlo en el 10% del espacio restante. Con colores que tengan una similitud cromática o que, aunque sean opuestos, combinen entre ellos.
Ordena tus cosas por utilidad, pero también por estética. Es bueno que los objetos tengan un aspecto estéticamente agradable entre ellos, que sean afines. Así que si tu armario tiene las puertas translúcidas, intenta que tus prendas sigan una pauta cromática y se vean ordenadas. No hay nada peor que un armario desordenado donde la ropa no esté bien plegada.
Si tienes tantas cosas que ya no sabes dónde ponerlas, no abarrotes las estanterías. Es bueno que solo ocupen el 80% del espacio para dar aire a los objetos. Así que haz una selección de cosas y el resto guárdalo en cajas. Procura organizar por categorías, temáticas o colores, para que te sea más fácil encontrar luego lo que buscas.
Y para no provocar ruido visual con tanta caja, intenta que éstas sean de tamaños similares, del mismo material y de tonos parecidos, para que estéticamente resulten agradables y no rompan la ausencia de ruido visual que has conseguido para tu casa.